Concluyo con las incitaciones que nos trajo la Escuela de Verano de Denaes. Ya digo que fue más bien un episodio de la academia platónica, esta vez "en el marco incomparable" del palacio de la Magdalena en Santander. No es el lugar para comentar la extraordinaria belleza de ese palacio. Es una réplica del castillo escocés de Balmoral, como obsequio de Alfonso XIII a la Reina Victoria Eugenia. El wrap up de las sesiones académicas fue una mesa rectangular de periodistas. Enardecieron al público.
Raúl Vilas lanzó una acerada crítica contra el secuestro de la nación española por parte de la partitocracia. Es lo que antes se llamaba caciquismo. El problema del oneroso Estado de las autonomías es una consecuencia de esa falta de democracia real que supone la extralimitación de los partidos políticos. Por lo visto, no hemos avanzado nada desde el Manifiesto de 1981, que ocasionó el atentado contra Federico Jiménez Losantos. La clave está en que los nacionalistas odian a España. El Gobierno sigue financiando el Estado de las autonomías, un proceso que parece no tener fin. Es cierto que el Gobierno está empeñado en muchas reformas económicas, pero falta la fundamental, que es la de enfrentarse con la perversión del estado de las autonomías. Se impone un nuevo proceso constituyente para tasar bien las competencias autonómicas. De lo contrario caminamos hacia una "dictadura perfecta", al modo como Vargas Llosa definió al PRI mexicano.
Luis Losada arguyó que lo fundamental es la nación, no tanto el Estado. Habrá que volver a plantear la vieja pregunta orteguiana de "qué es España". La fórmula del "café para todos" al comienzo de la Transición democrática fue un error. El resultado es que el Estado central no ejerce la autoridad que debe sobre las regiones. De tal forma es así que se nos disuelve la idea de España, casi convertida en una especie de UTE (Unión Temporal de Empresas). Por encima de los problemas económicos, la cuestión central es política. Simplemente, algunos españoles no se sienten españoles. La propuesta es así de sencilla. Se trata de adaptar el modelo de venta de McDonald´s, es decir, en todas las tiendas la hamburguesa es la misma; lo que cambia es el servicio. Basta una buena inspección para que funcione ese modelo. En España no funcionan los servicios públicos de inspección y control.
Carlos Cuesta empezó por el final y nos dejó turulatos: la situación política y económica en España está a punto de saltar por los aires. Por tanto, se impone el renacimiento de la sociedad civil, algo que se nota como un efecto de los medios de comunicación. La crisis económica se debe fundamentalmente al derroche del gasto público en las autonomías, realmente convertidas en mini-Estados. El Estado de las autonomías fenece por consunción económica. Habría que añadir: Laus Deo.
Un suceso para terminar. El acto de clausura de la Escuela de Verano se realizó solemnemente en el Salón de Familia del palacio. Tras unas palabras cariñosas de Santiago Abascal, un destacado alumno del curso, David Marín, interpretó un arreglo del himno nacional que él mismo ha compuesto. La interpretación la hizo en el piano de cola de la Reina Victoria Eugenia. Ni que decir tiene la emoción de los asistentes.
Como todo no va a ser solemnidades, un grupo de profesores y alumnos nos fuimos a tomar unas sardinas al barrio de pescadores de Santander. Fruto de ese ambiente de camaradería, logramos la promesa del irreductible Jesús Lainz para que por fin firmara el Manifiesto de los Cien Mil. No somos tantos, pero tampoco somos hijos de San Luis.