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Emilio Campmany

Así son y así nos va

Algo habrá que hacer para que, en vez de los partidos, al menos seamos nosotros los directos responsables de poner en el escaño a personas como Andrea Fabra.

Corre entre la derecha la especie de que nuestros problemas son fruto del Estado autonómico. Es probable. Pero liquidar las autonomías no resolvería el problema esencial porque tendrían que ser sustituidas por alguna clase de organismos descentralizados que seguirían estando en manos de políticos. ¿Y creen que un consejero autonómico reconvertido en delegado del Gobierno sería más competente y saldría más barato? No estoy seguro. Creer que nuestros problemas derivan de habernos equivocado al organizar el Estado y no de que nos gobiernan políticos españoles podría ser un error. La cuestión es, ¿son tan corruptos e inútiles porque son políticos o porque son españoles? Me haré la ilusión de que no es por ninguna de esas dos cosas, sino que son como son por el modo en que son elegidos.

El paradigma de los políticos que nos da nuestro sistema es, nos guste o no, esta Andra Fabra que se ha hecho ahora tan famosa. Sean muchos o pocos los méritos que tenga esta señora, el problema estriba en que no somos los españoles quienes la hemos elegido para que nos represente, sino que lo ha hecho su partido. Y lo ha hecho en consideración a ninguna otra cosa que no sea el ser hija de Carlos Fabra, un dirigente del PP que ha sido objeto de múltiples acusaciones e investigaciones por corrupción. Andrea Fabra podría haberse esforzado por demostrar en comisiones y debates que tiene más méritos que el ser hija de su padre. Pero ¿para qué iba a hacerlo si eso en nada influirá en seguir siendo elegida? Por eso no ha visto inconveniente en desahogarse largando un "que se jodan" no se sabe muy bien si dirigido a los damnificados por los recortes de Rajoy o a los señores diputados de la oposición, que a los efectos de valorar su contribución al debate parlamentario, lo mismo da.

A nadie en el PP se le ha ocurrido por un segundo que esta señora debería ser expulsada del Grupo Parlamentario por tan flagrante falta de decoro. Y no será porque no lo hacen en otras ocasiones. Preferentemente, se sanciona a los diputados o senadores que se permiten votar con arreglo a su conciencia y no conforme le mandan. Andrea Fabra, con su estilo agreste y barriobajero, nos está diciendo algo muy claro. Antes que desmantelar el Estado autonómico, lo primero que hay que hacer es reformar la ley electoral para que personas como ella sólo accedan al hemiciclo si son verdaderamente elegidas por nosotros. Así seremos nosotros quienes podamos dejar de votarlas si luego resultan tener la lengua de un arriero. Bastaría dividir España en distritos uninominales en los que se eligiera un sólo diputado que sería directamente responsable ante los electores de su distrito. Caben otras soluciones, pero algo habrá que hacer para que, en vez de los partidos, al menos seamos nosotros los directos responsables de poner en el escaño a personas como Andrea Fabra.

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