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Pedro de Tena

O el cuento de la buena pipa

Ocurra lo que ocurra, pase lo que pase y sea lo que sea, el culpable es y será por siempre jamás el PP, el andaluz y el de Rajoy. Es el cuento de la buena pipa en versión progresista.

En Andalucía, la política se ha convertido en esperpento. La deformación grotesca de la realidad es tal que, como en la obra de Valle Inclán, los hechos pasan por delante de espejos cóncavos o convexos, según el caso, y ya no son reconocibles ni por la madre que los parió. No es que sea nuevo porque en la escuela de Alfonso Guerra ya se cocinó el método y dio buenos resultados. Es más, la cosa viene de atrás, de Lenin incluso, el gran maestro organizativo de los socialistas de Suresnes. Pero, claro, hasta para salir al escenario a representar una falacia hay que tener talento. Y ese no es el caso del nuevo gobierno andaluz social-comunista y más concretamente, de la consejera de Hacienda y Administraciones Públicas, la infortunada Carmen Martínez Aguayo, la dolorosa que carga con las cruces de Griñán. En un arranque de fino análisis histórico y económico, se preguntó en el Parlamento andaluz: "¿No será que cayó la economía por la mala gestión del PP nada más llegar al Gobierno?". Las carcajadas de los diputados del PP aún resuenan en el mármol de la Cámara, casi tanto como los aplausos de su rebaño. Es decir, según la consejera del ramo económico de Griñán, que es médica y no economista, todo lo que ha ocurrido en España desde hace más de cuatro años es cosa de Rajoy. En todo caso, desde que llegó Rajoy la cosa ha empeorado tela. O sea, el PP es perverso y en su seno sólo hay malas intenciones elaboradas para dañar a los ciudadanos españoles y, singularmente, a los andaluces a los que odian por haberle arrebatado el triunfo electoral en Andalucía. 

Puede ser difícil creer que la deformación de los hechos sea tan burda y tan absurda. Pero hay más. La figura del mes ha sido sin duda Ignacio García, de Izquierda Unida, y ahora diputado, que dijo textualmente y así consta en el Diario de Sesiones del Parlamento andaluz: "Las huestes de la derecha imperial española, en resumen, han esgrimido estos Presupuestos Generales del Estado como ariete al servicio de traficantes de ideología, conservadora, sí, pero ideología camuflada y maloliente de intereses económicos; traficantes de ideología que aprovechan arteramente la situación actual de crisis para vender su mercancía a una, muchas veces, incauta e indefensa sociedad, tratando de convencer que son inevitables los recortes, que no solo defienden, sino que además imponen a los demás." Agraciado por la luz del marxismo leninismo y tal vez cegado por su brillo sin par, no mencionó ni una sola vez que es el gobierno PSOE-IU que arropa con su voto el que ha decidido que haya recortes sociales antes que otros recortes, por ejemplo, el de Canal Sur, el de las empresas públicas y fundaciones y otros posibles. Es decir, que ocurra lo que ocurra, pase lo que pase y sea lo que sea, el culpable es y será por siempre jamás el PP, el andaluz y el de Rajoy. Es el cuento de la buena pipa en versión progresista. No importa si es o no verdad, lo importante es seguir contando el cuento otros cuatro años. Y será el cuento más largo de la historia. 

Pero el cuento de la buena pipa se contaba a los niños para que agotaran su energía forcejeando contra unos padres que los iban desmadejando hasta que conciliaban el sueño. Es, era, un cuento para menores. Lo auténticamente sorprendente es que hay millones de ciudadanos andaluces a quienes los hechos les importan un bledo y prefieren el cuento. Millones son los que aceptan con toda naturalidad que el PP es el mal político encarnado en la tierra y que, consecuentemente, Zapatero no fue quien dejó a España hecha un erial, que la urgencia curativa de la herida española no deriva de la ruina en la que nos dejó también el sacapecho Rubalcaba y que hay nuestros y suyos, siendo los nuestros los buenos, escupan los hechos lo que escupan, y los suyos de ellos, unos malvados que buscan la destrucción de Andalucía. 

Que se lleven más de treinta años a la cabeza del paro y a la cola del PIB, a la cabeza de la pobreza y a la cola de la renta y la educación, a la cabeza de maquinaria administrativa y a la cola empresarial, no tiene la menor importancia. Por tanto, terminemos como Valle Inclán: 

"ZARATUSTRA: ¡No pienses que no te veo, ladrón!
EL GATO: ¡Fu! ¡Fu! ¡Fu!
El CAN: ¡Guau!
EL LORO: ¡Viva España!" 

(Y Andalucía).

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