De vez en cuando salta aquí la observación de que el humor se reduce a utilizar palabras y expresiones con distintos sentidos. En la posible confusión emerge la sorpresa, y la sorpresa produce hilaridad.
Amando de Miguel
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punt dijo el día 21 de Mayo de 2012 a las 14:02:
Supongo que hay muchas formas de humor, y muchas de ellas sin relación alguna con la polisemia. Todos recordamos, por ejemplo, aquellas hilarantes escenas del cine mudo con el preso fugado perseguido por una muchedumbre de policías, las batallas de tartas de crema o aquella sublime "escena del camarote" de los Hermanos Marx (que no era muda, pero mantenía su misma esencia).
En general, podríamos decir que el humor se produce por una ruptura de los esquemas preconcebidos. Esa ruptura puede deberse, entre otros:
- A una polisemia que cambie bruscamente el sentido de una frase ("-¿Le gusta la pintura? -Más de un bote me empalaga").
- A los actos de un personaje estrafalario (el mejor ejemplo sería el payaso, pero hay muchos otros ejemplos; un caso particular sería la gracia que tienen las bromas, por ejemplo las de cámara oculta, donde lo estrafalario no es el personaje sino los sucesos en los que se envuelve a la víctima de la inocentada, aunque también resulten graciosas a ojos del espectador las reacciones del embromado que desconoce lo que pasa entre bambalinas).
- A una coincidencia o un desarrollo de los acontecimientos absurdos (por ejemplo, la típica escena del cónyuge sorprendido con el amante; también hay muchas películas en las que la última escena da un inesperado giro humorístico que da al traste con todo lo anterior)
- A una conclusión absurda de un razonamiento aparentemente lógico ("por la noche siempre dejo en la mesilla un vaso con agua por si me entra sed a media noche, y uno vacío por si no me entra sed"; tenemos una extraordinaria "generación del 27" de magistrales humoristas del absurdo)
- Incluso a la repetición ridícula de un elemento que no sería gracioso si sólo sucediese una vez (recordemos al famoso "Superagente 86", en el que buena parte de la gracia consistía en la magistral repetición insistente de frases hechas; ejemplo más reciente de este tipo de humor de la repetición es, por ejemplo, José Mota).
De todos modos, coincido en que el buen uso de la polisemia es un don de lo más valioso.
Supongo que hay muchas formas de humor, y muchas de ellas sin relación alguna con la polisemia. Todos recordamos, por ejemplo, aquellas hilarantes escenas del cine mudo con el preso fugado perseguido por una muchedumbre de policías, las batallas de tartas de crema o aquella sublime "escena del camarote" de los Hermanos Marx (que no era muda, pero mantenía su misma esencia).
En general, podríamos decir que el humor se produce por una ruptura de los esquemas preconcebidos. Esa ruptura puede deberse, entre otros:
- A una polisemia que cambie bruscamente el sentido de una frase ("-¿Le gusta la pintura? -Más de un bote me empalaga").
- A los actos de un personaje estrafalario (el mejor ejemplo sería el payaso, pero hay muchos otros ejemplos; un caso particular sería la gracia que tienen las bromas, por ejemplo las de cámara oculta, donde lo estrafalario no es el personaje sino los sucesos en los que se envuelve a la víctima de la inocentada, aunque también resulten graciosas a ojos del espectador las reacciones del embromado que desconoce lo que pasa entre bambalinas).
- A una coincidencia o un desarrollo de los acontecimientos absurdos (por ejemplo, la típica escena del cónyuge sorprendido con el amante; también hay muchas películas en las que la última escena da un inesperado giro humorístico que da al traste con todo lo anterior)
- A una conclusión absurda de un razonamiento aparentemente lógico ("por la noche siempre dejo en la mesilla un vaso con agua por si me entra sed a media noche, y uno vacío por si no me entra sed"; tenemos una extraordinaria "generación del 27" de magistrales humoristas del absurdo)
- Incluso a la repetición ridícula de un elemento que no sería gracioso si sólo sucediese una vez (recordemos al famoso "Superagente 86", en el que buena parte de la gracia consistía en la magistral repetición insistente de frases hechas; ejemplo más reciente de este tipo de humor de la repetición es, por ejemplo, José Mota).
De todos modos, coincido en que el buen uso de la polisemia es un don de lo más valioso.
Un saludo.