Y Mou dio con la tecla
Tapando bocas, Cristiano demostró que sí es decisivo en los clásicos. Quiere ganar la Liga a toda costa y qué mejor plaza que el Camp Nou para dar otro puñetazo en la mesa.
"Quien pretende llegar a un sitio determinado emprenda un solo camino y déjese de tantear muchos a un tiempo, pues esto último no es caminar sino vagar".
Sabio consejo de Séneca, hace más de dos mil años, del que a buen seguro habrá tomado nota Mourinho. Ya no hay trivotes o recontratrivotes que valgan. La única forma de ganar al Barcelona es jugarle de tú a tú, con un planteamiento valiente. El portugués ha aprendido la lección y su Real Madrid ha podido asaltar al fin el Camp Nou, donde los blancos llevaban 52 meses sin conocer la victoria, que se dice pronto.
El caso es que Mou presentó un once muy parecido al que hace casi un año y medio se llevó una manita en ese mismo lugar –las novedades fueron Arbeloa por Carvalho, que aquel 29-N de infausto recuerdo para la memoria madridista actuó como central junto a Pepe, pasando Sergio Ramos al lateral derecho; y Coentrao por Marcelo–. Pero la diferencia es que entonces los blancos dejaron jugar a su rival. Craso error si enfrente tienes a Messi, Xavi e Iniesta.
Esta vez el conjunto de la capital presionó con mucha más intensidad en el centro del campo, donde al fin pudieron brillar Xabi Alonso y Khedira –inesperado protagonista el alemán al marcar el primer tanto de la noche–, se aplicó seriamente en defensa –brillaron los laterales Arbeloa y Coentrao después de haber sido objeto de numerosas críticas, especialmente el portugués, tras la derrota en Múnich– y volvió a sacar un rédito enorme del contragolpe, suerte futbolística en la que es el mejor equipo del mundo.
Cómo no, las miradas estuvieron puestas igualmente en el duelo particular entre Cristiano Ronaldo y Messi, que ganó claramente el primero. Tapando bocas, el portugués demostró que sí es decisivo en los clásicos. Quiere ganar la Liga a toda costa y qué mejor plaza que el Camp Nou para dar otro puñetazo en la mesa.
Si Mourinho acertó de pleno, lo de Guardiola fue un fracaso sin paliativos. Le salió mal la apuesta, aireada por la prensa horas antes del clásico, de dar la titularidad a Tello y Thiago y dejar en el banquillo a teóricos titulares como Alexis, Piqué y Cesc Fábregas. Le va a costar muy caro al de Sampedor el experimento pues, salvo hecatombe de aquí al 13 de mayo, la Liga volverá a ser blanca cuatro años después. Con siete puntos de ventaja sobre el eterno rival, el Madrid necesita dos triunfos en los cuatro partidos que restan –Sevilla, Athletic, Granada y Mallorca– para cantar el alirón. Las cuentas son bien sencillas.
Prácticamente visto para sentencia el campeonato, el Real Madrid sólo piensa en su próxima prueba de fuego en la Champions ante el Bayern. Los de Jupp Heynckes demostraron en la ida en Múnich –lugar maldito para el madridismo donde los haya– que tampoco son nada del otro mundo, pero aprovecharon las miserias del rival, que incomprensiblemente se apagó justo después de haber logrado el empate con el tanto de Özil –podría acabar valiendo su peso en oro–, para ponerse con ventaja en la eliminatoria (2-1). Ribéry, que ha vuelto al nivel que exhibió en el Mundial de su país hace seis años, es el principal peligro del panzer alemán, que confía en recuperar para la causa a un Thomas Müller que no atraviesa su mejor momento. Su concurso puede resultar clave en el Bernabéu.
Peor que el Madrid lo tiene el Barcelona, que no pudo marcar en Londres pese a las innumerables ocasiones y deberá remontar un 1-0 en contra por culpa del gol de Drogba en la única oportunidad que el Chelsea tuvo en todo el partido. Mal resultado para los culés, que de la posibilidad de ganar el triplete podrían quedarse en blanco a poco que se descuiden. Pero el Camp Nou es otra cosa. Allí, con más espacios que en Stamford Bridge, los hombres de Guardiola están llamados a superar al rocoso y físico equipo de Roberto Di Matteo.
Lo que ni de lejos se contempla es un tropiezo ante los blues. Sería el tercero consecutivo de un Barça que lleva tres años sin saber lo que es encadenar dos derrotas. La última vez que le ocurrió fue en las jornadas 36 y 37 de la temporada 2008/09, ante Mallorca y Osasuna, respectivamente, aunque para entonces los culés ya tenían la Liga amarrada.
El fútbol español está de moda y manda en el panorama internacional porque, además de la Champions, tres de nuestros equipos andan inmersos en las semifinales de la Liga Europa. El Atlético jugó ante el Valencia uno de los partidos más completos de los últimos años, pero el gol de Ricardo Costa en el último minuto del tiempo de descuento, que en absoluto hace justicia al marcador final (4-2), da alas a un Valencia que, de pasar a estar casi eliminado, se ve con muchas opciones de remontar la eliminatoria. Deberá refrendarlo en su estadio de Mestalla, donde Unai Emery parece tener los días contados. Protagonista de aquella mágica noche de jueves en el Calderón fue Radamel Falcao, que marcó dos goles –el segundo fue una obra de arte–, aunque no menos desdeñable fue la actuación de Arda Turan. El turco, llamado a hacer cosas grandes la próxima temporada, culminó su semana fantástica el domingo con un doblete al Espanyol que acerca a los rojiblancos a Europa.
En la otra semifinal de la hermana menor de la Champions, los leones del Athletic parten con desventaja ante el Sporting de Lisboa y en San Mamés deberán remontar un 2-1 adverso. En La Catedral ha logrado grandes gestas el equipo de Marcelo Bielsa, quien se ha metido en un charco político de considerables proporciones con sus declaraciones apoyando la nacionalización argentina de YPF, obviando que Petronor, patrocinadora del conjunto vasco, es filial de Repsol. Pero parece tenía que sacar a relucir su peronismo a toda costa.
Sí vencieron los leones, calentando motores para Europa, el domingo en El Sardinero, que el próximo año será estadio de Segunda División. El Sporting de Gijón, ganador del duelo ante el Rayo, y el Zaragoza, derrotado en Mallorca, también tienen muchos enteros para perder la categoría, aunque se agarran a que Granada y Villarreal aún no han terminado de hacer los deberes.
Se empeña en seguir siendo protagonista Raúl, que esta semana que nos deja dio un emotivo adiós al Schalke. Confirmó el español que no seguirá en el equipo alemán y que su futuro estará lejos de Europa, alimentando los rumores que lo sitúan en Qatar –concretamente en las filas del Al-Ahli, el mismo equipo donde su admirador Guardiola tuvo un retiro dorado como futbolista– a partir de la próxima temporada. Si el exjugador blanco le ha dado muchas cosas a los mineros –entre otras cosas, una Copa de Alemania–, éstos quieren corresponderle con un homenaje por todo lo alto, retirando el mítico dorsal 7 y rindiéndole un partido homenaje en 2013. Todo un gesto que no ha querido hacerle su club de toda la vida, con el que ganó tres Copas de Europa, dos Intercontinentales y seis ligas, entre otros títulos.
Si el Madrid ha podido ganar por fin al Barça, también lo ha hecho Rafa Nadal ante Novak Djokovic para conquistar su octavo título consecutivo en Montecarlo, superando el récord de ese monstruo sueco llamado Bjorn Borg. Los duelos entre los dos mejores jugadores del planeta son como los clásicos de fútbol trasladados a una pista de tenis. Se impuso además el manacorense con una facilidad casi pasmosa (6-3 y 6-1 en 78 minutos), beneficiándose de que la mente de su rival estaba más en Belgrado, donde recientemente fallecía su abuelo, que en la tierra batida del Principado. A la octava pudo ir a la vencida...
Quien no tiene todas consigo es Fernando Alonso, que ya puede darse con un canto en los dientes al haber acabado séptimo en el desierto de Bahrein, donde ganó Sebastian Vettel, que pasa a liderar el Mundial de Fórmula Uno, por delante de Kimi Raikkonen y Romain Grosjean, conformando un podio sorprendente. Tiene mala pinta lo de la escudería Ferrari, sobre la que se ciernen negros nubarrones. El supuestamente mejor equipo del mundo está a años luz de sus principales competidores y, salvo que el tiempo acabe quitándome la razón, este año tampoco podrá luchar por el título.
No me olvido de la Liga ACB, cuya temporada regular entra en su recta final con el Estudiantes, un histórico del baloncesto español, sufriendo para salvar la categoría después de más de dos décadas en la elite. Perdieron (85-80) los colegiales el derbi ante un Real Madrid liderado por Jaycee Carroll, autor de 25 puntos. Cualquiera diría que el jugador mormón acaba de superar una pancreatitis aguda que lo ha tenido varios días en el hospital...
La próxima semana habrá doble ración de basket en la competición española y, cómo no, tendremos la vuelta de semifinales de la Champions y la Europa League. Sin olvidar, claro está, la jornada de Liga en la que el Real Madrid podría cantar el alirón –siempre que gane al Sevilla en el Bernabéu y el Barcelona pierda, horas después, en Vallecas–, el Gran Premio de España de motociclismo en ese santuario que es Jerez de la Frontera y el Trofeo Conde de Godó, con un cartel de lujo encabezado por Rafa Nadal, que aspira a su séptima corona, David Ferrer, Andy Murray y Tomas Berdych, entre otros primeros espadas del tenis mundial.
¿Alguien da más? Con estos mimbres, queda terminantemente prohibido perderse todo cuanto ocurra en el mundo del deporte. Sí, ya sé que soy un pesado de tomo y lomo, pero es lo que hay. Les recomiendo que sigan enchufados a Libertad Digital. Seguiremos (des)informando. Que sea lo que Dios quiera...
El Sr. Domínguez es periodista, editor de la sección de Deportes de Libertad Digital. Sígalo en Twitter: @Dr_Dominguez
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