El cazador respiró profundamente mientras recargaba el cañón vacio de su rifle.Una vez que se aseguró de que el animal estaba muerto sacó un sucio pañuelo y se limpió la sudorosa cara, la cosa había estado justita. Ahora los negros empezaban a aparecer y se congregaban alrrededor de la presa,dejandolos alli el cazador fué en busca del coche para dirigirse al lejano campamento. Una vez llegado se acercó a un anciano que ,a la sombra de una copuda acacia, dormitaba llenandose la camisa de baba. Lo sacudió suavemente y cuando abrió los ojos le dijo: Majestad, el elefante ya está muerto. Podemos ir a sacar las fotos.
El white hunter comprobó , por enésima vez, la dirección del viento con la bolsita de ceniza, luego continuó su lento avance en el espeso matorral.Ahora volvió a escuchar a su presa, ubicandola en el mismo sitio, sin duda se había detenido.Siguió acercandose cuidadosamente procurando no hacer ruido sabedor del fino oido del animal. Empezó a escuchar el ruido de ramas rotas,¡buena señal¡ sin duda estaba comiendo. Lo sentia ya muy cerca y los pisteadores nativos empezaron a retrasarse con caras asustadas. Siguió solo.Ya distinguia al animal pero estaba en mala posición para disparar ,por lo que empezó a rodearlo buscandole la cabeza.Crugió suavemente una ramita al ser pisada pero fué suficiente,el animal ,que no estaba para bromas se le vino encima con un barrito estruendoso.Por suerte era un cazador templado y aguantó la carga y cuando la furiosa bestia se descubrió a escasos metros la derribó de un disparo en la cabeza.(continuará)
Ni la mejor ni más sesuda conjura republicana habría conseguido MÁS que lo que ha conseguido la famosa foto del elefante muerto empotrado con el rey cargando la escopeta que lo fulminó por la popular cifra de 40.000 euros, cuando centenares de miles de familias a las que se supone que también representa no tienen casi para comer (o sin casi), y cuando, para más INRI, tiene a su nieto ingresado por un tiro... mientras él sigue en África.
Vaya tela.
Y encima, 14 de Abril.
Ni queriendo.
El problema no está en la persona, sino en la institución.
La monarquía ha pasado de ser una forma de Estado,y después de ser una forma de gobierno, a ser una forma de organizar la jefatura del Estado.
Por lo tanto, en pleno siglo XXI no tiene sentido seguir con una monarquía en un país sin monárquicos, y con una casa que lleva trescientos años fastidiándolo todo
Eso es alta traición y lo demás afición: te invito, te grabo, te hago caer y fracturar la cadera... ¡!