El informe elaborado por FAES para América Latina es una síntesis política para el desarrollo de la democracia a uno y otro lado del Atlántico. La presentación ha sido un grandioso acto político. El lugar y los discursos fueron de altura. El Oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, mítico lugar del Constitucionalismo liberal español, fue la sede institucional que acogió el magno y evanescente acto político. Sobresalió el discurso del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien reconoció que la política exterior de España, obviamente, la marca el gobierno de la Nación, pero que él dialogará siempre con todas las iniciativas serias y rigurosas que surjan de la sociedad civil.
Cerró el acto José María Aznar, quien mantuvo con altura democrática que el informe presentado, como el anterior de 2007, no tenía un carácter partidista, pero sí tenía voluntad política de lograr consensos largos y duraderos con todos los partidos afines. El informe, bien se podría, haber titulado "Por la unión de los afines: en defensa de la libertad y la democracia en Hispanoamérica", incluida España como un país más de Latinoamérica. Esta agenda de libertad es un documento de alta densidad política, surgido de la sociedad civil latinoamericana, que trata de influir en todos los gobiernos democráticos de uno y otro lado del Atlántico.
Creo que su éxito está asegurado, al menos, de modo inmediato; sí, estoy convencido de que esta agenda marcará, en primer lugar, la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará también en Cádiz dentro de unos meses y, en segundo lugar, será una referencia intelectual importante para la política exterior del gobierno de Rajoy. Por otro lado, este informe es una precisa contribución contra el totalitarismo revolucionario, por fortuna hoy más excepcional que paradigma en los países de la zona, entre otras razones porque asesta un golpe mortal a todos los que han puesto en cuestión que Latinoamérica perteneciese a Occidente. El Informe no sólo demuestra la universalidad de valores que contiene Latinoamérica, sino que el propio Occidente no se entendería sin la cultura iberoamericana.
Para finalizar, entre las muchas novedades que aporta este Informe, no puedo dejar de destacar dos: por un lado, desde la perspectiva de la reflexión política, la integración de las ideas liberales de Ortega y Gasset; y, por otro lado, la incorporación de las redes sociales de Latinoamérica para que el documento siga creciendo y extendiéndose para ayuda de los gobiernos democráticos.