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Pedro de Tena

Qué carcel la de aquel día

En la calle, el precalentamiento sindical ha consistido en sacar de sus casas a unos miles, dicen, de empleados de empresas públicas y fundaciones de la Junta de Andalucía para protestar contra quienes les llaman enchufados

Día de la juez Alaya. De arriba abajo. Mientras los candidatos dicen unos que no a todo, Chaves-Griñán, y otro que sí a todo y que todavía queda por destaparse, Javier Arenas, (los demás, candidatos, candidatos no son salvo al milagro de la bisagra), la juez Alaya llega y endiña un sopapo al Guerrerito Gafotas, como podría llamarse a ese ex director general, achulanado por los millones y la experiencia de la impunidad, que lo manda a la cárcel preventiva.

Es evidente que la diarrea, no sólo mental, es una dolencia que acaba de empezar a extenderse como una melena sobre algunos estamentos del PSOE y de la Junta de Andalucía. Vamos, que esto va en serio y que ya está bien de desplantes y de lecciones de ateología, como la del señor Zarrías, relacionando al diablo con el PP. Y minutos de gloria del fiscal anticorrupción, menos fino. Si Alaya cifraba en 887 los casos de favorecimiento ilegal de afines al PSOE andaluz o de otros lares en el caso que instruye, la fiscalía se refería a 933 millones como el dinero público esquilmado por esta tela de araña sin escrúpulos. Pero la Junta dice, como la añorada Winehouse a otras cosas, "no, no y no".

En la calle, el precalentamiento sindical de los del régimen ha consistido en sacar de sus casas a unos miles, dicen, de empleados de empresas públicas y fundaciones de la Junta de Andalucía, contratados sin el rigor adecuado, para protestar contra quienes, en número de cincuenta mil en las calles y de muchos más en sus casas, les llaman enchufados o invasores de la administración pública por la puerta de atrás. En vez de explicarles con claridad que el que a dedo entra a dedo sale, Griñán se ha empeñado en dejarlos fijos como empleados públicos sin más miramiento que el interés del partido y de sus correas de transmisión. Sánchez Gordillo, el de IU y Marinaleda, se apunta de eslabón y pide más madera.

Griñán, Pepe que no José Antonio por razones de todos ya conocidas, sorprende cada día por su amnesia generosa y asombrosa. Hoy, en Málaga, decía que la apuesta ganadora del PSOE estaba en la “ciencia, investigación biomédica e innovación tecnológica”. Pero olvidó al millón trescientos mil parados porque, claro, esa es la puesta perdedora del PSOE andaluz. Hay quien duda seriamente de que Pepe haya vivido en Andalucía en los últimos diez años. Ahora dice que UGT y CC.OO no está contra España pero cuando era ministro y le hacían huelgas a él por cargarse el montante y los tiempos del desempleo,  los calificaba de gánsteres. Lo sé de magnífica tinta. Y lo de Chaves es de diana floreada, que él tiene cuajo militar. El verdadero cambio después de 32 años de presidencia socialista de la Junta (desde 1979), es el PSOE, dice el futuro profesor de Derecho en Córdoba. Coño con las palabras. Cuando se torturan con minuciosidad, significan lo contrario de lo que dice el diccionario.

Y luego está el lío de debate televisivo, que si a dos, que si a tres, que si a cuatro, que si a cinco, si se incluye e UPyD.  Javier Arenas no quiere debate alguno en esa Canalsú que no informa seriamente sobre los ERE ni sobre Invercaria pero que relaciona a Rajoy con la pederastia o a su portavoz con la Malaya, motivo de la reciente condena de la Junta Electoral.  ¿Habrá algo más natural? Y empuña el concepto de “espacio neutral” mientras Griñán dicta que sólo en su casa, esto es, en Canalsu…ya.

A ver si pasa pronto esta sobredosis de abalorios y nos centramos de una vez en cómo sacar a Andalucía del agujero, que a eso es a lo que con perfil bajo o perfil alto, tiene que dedicarse Arenas.

Y una dedicatoria: “Carcelero, carcelero / no olvides darle compaña / a ese que llaman Guerrero”. Ele.

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