Emilio, bien su artículo, pero preconiza cosas que, en paz, ahora son imposibles. Una, que los partidos dominantes en Cataluña y el País Vasco, sintiendo que sus pueblos/territorios son nación, no tiendan, beligerantemente, a estructurar su gobernación al modo y manera de cualquier país soberano. La otra que, reactivamente, el resto de las regiones no exijan lo mismo (lo del "pastel para todos", y el caso del apéndice en el "Estatut" valenciano). De modo que, armados de paciencia, es el tiempo de los "estrategas" de la regeneración de España. Dando por perdido por mucho tiempo al PSOE para esta tarea, la probable y deseable alternancia de partidos en el Gobierno, jugará en contra del gran objetivo. Ciertamente que debemos pedirle al PP que ahora dé los primeros y enérgicos pasos, y que, si no, muchos se lo demandaremos; pero también va bien la prudencia, y para eso Mariano parece tener dotes, hasta tal punto que enmascaren las de la energía y firmeza de carácter, sobre las que a muchos nos tiene en la duda. ¿Y la Corona. No es posible asignarle, sobrevolando sobre contingentes debilidades humanas, algún papel fundamental en la gran tarea nacional?. Yo creo que sí.
Atentamente.
Creo que en un principio las autonomías fueron concebidas para lo que dice el señor González, pero con la condición de que pertenecieran a un partido afín al partido que gobernaba España. O al menos, no abiertamente hostil.
El problema es que "una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja" y los Padres de la Constitución no eran más zotes porque no practicaban lo suficiente. Las autonomías se convirtieron en taifas para solaz y disfrute de las huestes de los partidos políticos, en mini-estados que se fueron dotando poco a poco de todos los servicios y atributos de una nación, ante la complacencia bobalicona de Madrid.
Y ahora, quizás ahora, cuando todas las autonomías menos dos van a estar en manos del PP, éste podría intentar modificar la Ley Electoral para no tener qwue volver a depender del voto de los partidos mal llamados nacionalistas (son realmente separatistas o sececionistas) y luego comenzar a convertir a las autonomías en Regiones Administrativas, sin parlamentos ni diputaciones ni consejerías ni embajadas ni policías autonómicas ni competencias en salud, justicia o educación.
Pero no lo va a hacer, porque lo más probable es que lo fuercen a hacer un referendum y teme que lo va a perder, porque los partidos separatistas van a hacer una campaña feroz contra el "despótico centralismo· del PP.
El señor Rajoy está ébrio de corrección política y el manual del señor Arriola no conseiente estas veleidades.
No hay remedio.
Rajoy no tiene claro su modelo de estado y usted señor González validando implícitamente referéndum inconstitucionales tampoco.