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Amando de Miguel

El politiqués del otro lado del charco

El propósito de recuperar las Malvinas sirve para unificar a los argentinos y, sobre todo, como maniobra de diversión para ocultar otros conflictos. Los disidentes se identifican con los pérfidos ingleses

Hacía tiempo que Jaime Lerner no nos deleitaba con sus apreciaciones del español que se habla en la Argentina o en Israel. En este caso me envía un completo tratado del politiqués del kirchnerismo, de los dos Kichner, él y ella. Lo interesante para los españoles es que algunas de esas tácticas se aplican muy bien a la situación de nuestro país o se van a aplicar en cualquier momento. De ahí la lección que significan para nosotros. Resumo la minuta lerneriana y me permito una interpretación de la misma. Se trata de seis verbos que esconden otras tantas tácticas políticas de lo que vulgarmente se llama maquiavelismo:

(1) "Malvinizar". El propósito de recuperar las Malvinas sirve para unificar a los argentinos y, sobre todo, como maniobra de diversión para ocultar otros conflictos. Los disidentes se identifican con los pérfidos ingleses. Añado que en España se utilizó en su día la reivindicación sobre Gibraltar con el mismo propósito. En cambio, ahora ya no funciona de esa manera.

(2) "Futbolizar". Aparte de su función deportiva, artística o moral, “el fútbol es un tráfico de miserias. El Gobierno usa el fútbol para su provecho coyuntural (léase clientelismo) y por lo tanto consiente sus lacras”. De nuevo advierto que en España el fútbol cumple la misma función política. Puede que en España el fútbol no represente un ambiente tan miserable. Cuenta don Jaime un incidente tremebundo en Buenos Aires. Un hincha de un club es agredido a muerte por los contrarios. El hombre reposaba en su cama del hospital cuando entraron otra vez los hinchas contrarios y lo remataron a cuchilladas. El asunto quedó impune.

(3) "Antagonizar". Es una maniobra política que consiste en buscar un adversario de turno para ocultar los problemas. Es el viejo método de la víctima propiciatoria. En este caso puede ser una persona, definida como enemigo, o un abstracto, como los medios, el colonialismo, el liberalismo, etc. En España sabemos mucho de esa táctica. Apenas se cita ya la conspiración judeomasónica y comunista, pero va bien el “sistema”, los “mercados”, los “especuladores” o los “banqueros”. Cualquier espantajo vale, como dice don Jaime.

(4) "Cooptar". Es en el sentido de captar una voluntad a cambio de algún favor, por lo general, poco legítimo. El kirchnerismo ha utilizado muy bien ese método de comprar voluntades. En España utilizamos el verbo “abducir” en el sentido de secuestrar el ánimo de una persona para la causa del secuestrador. Hay muchos ejemplos en lo que llamamos (con escasa propiedad) lucha contra el terrorismo.

(5) "Silenciar". Es una táctica compatible con la verborrea de la actual Presidenta de la Argentina. "La vocinglería deviene espeso silencio" cuando interesa al poder, por ejemplo, en los casos de corrupción.

(6) "Perdurar". Las tácticas anteriores sirven para un único fin: “apropiarse del poder y conservarlo” a toda costa. Maquiavelismo puro.

Concluye don Jaime: "Estos verbos se ejercen, pero no se nombran. Mejor dicho, reciben otros nombres en la retórica oficial. Así, malvinizar es defender la soberanía, futbolizar es poner el deporte al alcance del pueblo, silenciar es dar prioridad a la causas importantes y estudiarlas a fondo, antagonizar es hacer avanzar el modelo y cooptar es convencer a los compañeros desorientados de las bondades del modelo". Ahora comprendemos los españoles por qué el ex juez Garzón ha sido exaltado como un héroe en el Parlamento argentino. Esa ceremonia ha sido la  graciosa síntesis de los seis verbos señalados por don Jaime. Por cierto, en España esa exaltación de Garzón en Buenos Aires ha sido jaleada por Televisión Española (la televisión oficial, que curiosamente sigue en manos de la izquierda).

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