Microsoft lanzó ya en 2001 una versión de su exitoso Windows XP para tabletas. No se comió un colín, como les sucediera a otros antes y después. Tuvo que llegar Apple y mostrar que el camino era olvidarse de los punteros, porque en las manos tenemos casi siempre diez punteros a los que llamamos dedos, y también de los complicados sistemas operativos para ordenadores, pues los más sencillos de los móviles eran los más adecuados. Ahora Microsoft se prepara para lanzar Windows 8 como sistema operativo pensado para ordenadores y tabletas y lo primero que viene a la cabeza es: ¿van a cometer otra vez el mismo error?
La respuesta la está dando ya Apple y es un rotundo no. El sistema operativo que mueve los iPhone e Ipad es una versión adaptada del OS X que funciona en los Mac. De hecho, actualmente ambos sistemas operativos están convergiendo y cada vez se parecen más. El final previsible será que iOS o OS X sean el único sistema que fabrique Apple, con cambios más o menos profundos a la hora de adaptarse a las características de cada dispositivo, sea ordenador, tableta o móvil.
Microsoft está haciendo lo mismo, pero como ha llegado tarde a la revolución que lidera Apple tanto en móviles como en tabletas, va un poco a trancas y barrancas... pero no lo está haciendo mal. Su primer salto al vacío fue Windows Phone. En lugar de hacer lo mismo que Android e imitar al iPhone han sacado un sistema operativo con un interfaz llamado Metro que no se basa en el mismo escritorio que todos, con sus interminables hileras de iconos, sino en algo más ágil y realmente fácil de usar, clasificado no por aplicaciones sino por actividades.
Windows 8, cuya versión preliminar acaba de ser presentada en Barcelona, será su segundo salto al vacío, y mucho más arriesgado. Al fin y al cabo su presencia en móviles era ridícula y además menguante; sólo podía ir a mejor. Pero en los ordenadores es el rey, y nos quiere cambiar por completo la forma de trabajar en ellos. Si ya provocó nervios en muchos usuarios Office 2007 y su "cinta" como sustituto del menú y la barra de herramientas, esto puede ser mucho más traumático. Aunque se puede acceder a la barra de tareas y el escritorio de toda la vida, por defecto tendremos el mismo interfaz Metro que tienen ahora los móviles Windows Phone. Los usuarios tendrán que volver a aprender a utilizar Windows.
La jugada es muy arriesgada, porque pueden acelerar la huida de muchos hacia los Mac. En las empresas seguramente se configure para que funcione con el aspecto del Windows 7. Pero lo que espera Microsoft es que en casa un buen porcentaje de usuarios empleen el nuevo interfaz, se acostumbren y vean las tabletas y móviles como una extensión natural del Windows de su ordenador. Microsoft está apostando sus joyas de la corona para lograr mejorar su presencia en móviles y tabletas, donde es un jugador residual.
Pero le puede salir bien. El sistema tiene buena pinta y, aunque habrá que jugar con él y emplearlo en el día a día para juzgarlo, parece que con ratón puede manejarse tan bien como con el dedo, que es el principal temor que planteaba. No obstante, a Microsoft le queda una carta por jugar que le puede dar la victoria y es Kinect. Si como parece, Windows 8 podrá controlarse mediante gestos al estilo Minority Report, el sistema operativo de Microsoft estaría en la vanguardia como lo lleva estando Apple desde hace muchos, muchísimos años.