Anda el tuiterío soliviantado porque Nena Daconte cantará en una fiesta provida el 24 de marzo. Uno simpatizaba un poco (no una pasada, pero sí algo) con una canción suya llamada Tenía tanto que darte. Luego me aburrí de oírla en todas partes, pero me sigue gustando que la letra diga que dar es igual a narrar. "Tenía tanto que darte / tantas cosas que contarte". Solo se da lo que se cuenta. El amor como relato. Amar igual a "compartir el secreto", que decía mi escritora favorita. Mola.
¿Sabe el tuiterío faltón y pandillero que Nena Daconte es el personaje de El rastro de tu sangre en la nieve, un cuento de Gabriel García Márquez incluido en los Doce cuentos peregrinos? "Nena Daconte era casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del Caribe en el lúgubre anochecer de enero". La Nena Daconte de Gabo se desangra enamorada, deja el reguero rojo de su cuento por todo el invierno.
Esta gente tan farisea y tan carca que condena a la cantante por cantar en un acto provida y por hacer todo lo que les irrita y no entienden, me recuerda un poco el paisaje nevado de España por el que viaja la Nena Daconte del cuento, un pedernal frío y pelado, lleno de personas hoscas, que la joven enciende y llena de vida con el hilo de sangre que le sale por la punta del dedo pinchado por una espina de rosa.
La intolerancia por el que piensa distinto, esa hostilidad de jauría que el señor Jaron Lanier llama "maoísmo digital" y consiste en denigrar colectivamente al individuo por medio del coro lapidario de la Red, está volviendo la atmósfera cultural española tan lúgubre e inhóspita como ese paisaje. Según parece, los nuevos gobernantes tampoco responderán desde la cultura a esta nueva forma de barbarie. Están demasiado ocupados gestionando la crisis económica y pidiendo perdón por lo demás. Tienen leyes y tienen razones, pero no tienen relatos. Solo quien tiene un relato suyo da algo a los otros, como sabe la canción más famosa de Nena Daconte.
Cantar en una fiesta provida o no hacerlo no debería ser la discusión; tampoco si Russian Red vota a un partido o a otro. Todo parece envenenado de política. Necesitamos urgentemente cambiar la boca de las víboras por la boca de los ángeles de Isak Dinesen: "una boca para discusiones más dulces y una boca más dulce para las discusiones".