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Ana Iríbar

Mejor solos que en malas compañías

Que nos expliquen por qué no se puede pretender ilegalizar a Bildu y a Amaiur y a cualquier otra formación que guarde una mínima relación con ETA. ¿Tan difícil es para nuestros demócratas ser coherentes?

Cuando escuchaba este martes a Rosa Díez en el Parlamento, pensaba en la soledad de otro político, la de Gregorio Ordóñez, y recordaba que para él, defender sus principios y lo que creía más justo y razonable en cualquier momento y especialmente, para todo lo relacionado con ETA, no era una cuestión de bulto, ni de propaganda, ni de marketing, ni de buenas o malas compañías, sino de honradez personal, de ética democrática, de justicia hacia las víctimas del terrorismo.

La soledad frente a los grandes solo hace a estos más pequeños, sobre todo, cuando no tienen razón. Que nos expliquen por qué no se puede pretender ilegalizar a Bildu y a Amaiur y a cualquier otra formación que guarde una mínima relación con ETA. ¿Tan difícil es para nuestros demócratas ser coherentes con la legislación que ellos mismos aprueban?

Acaban de aprobar una ley integral de apoyo a las víctimas en la que rechazan cualquier asomo de etarras en nuestras calles. Pues que empiecen por las instituciones. No basta con borrar los nombres de los etarras de nuestras calles, es un contrasentido inmoral mantenerlos como si fueran uno más sin que hayan ni tan siquiera condenado a ETA y toda su historia delictiva, mientras ETA no se haya entregado y disuelto, mientras no se colabore con la justicia para resolver los más de 300 casos pendientes. ¿No es esto acaso lo suficientemente importante para cualquier democracia que se precie? ¿No debería acaso marcar esa línea roja que unos y otros tanto defienden?

Estamos hartas ya de tanta ambigüedad, esa que el PSOE y el PP tanto han criticado siempre. La soledad en política, a veces, es hasta buena. Ya se sabe: vale más estar solo que mal acompañado, sobre todo cuando se desnuda la verdad del gigante al que uno se enfrenta: derrotar a ETA desde la dignidad y la coherencia democráticas.

La Sra. Iribar es viuda de Gregorio Ordóñez, portavoz del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián, asesinado por ETA en 2002.

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