Por eso la izquierdona es anticristiana.
Es curioso, pero es precisamente en los países de cultura protestante donde peor fama tiene la Inquisición española, y lo más triste es que incluso esa mala fama inventada hemos terminado por creérnosla nosotros mismos.
Hay que recordar, que la represión religiosa que se adopta en los países de la Reforma fue mucho más cruel e injusta que la española, y de hecho ha permanecido activa hasta tiempos relativamente recientes. Además la Reforma nos trae un principio reconocido en la Dieta de Augsburgo de 1955, que se conoce como "cuius regio eius religio" (según su Rey, su religión), mientras la inquisición española dependía de Roma, reduciendo así enormemente las posibilidades de abusos de poder.
Acudiendo ya a los datos, en España en total, se mandó ejecutar a 4333 personas, y por ejemplo el Norte de Europa se ejecutaron a 200.000 brujas o 300.000 católicos ejecutados en países protestantes.
Me parece pues, una barbaridad unir protestantismo y derechos, cuando precisamente es el protestantismo un gran muro ante las libertades de los ciudadanos.
En el libro de Philippe Nemo ¿Qué es Occidente? de la editorial FAES señala su autor cinco acontecimientos que a su entender conformaron Occidente. Así señala: 1) La invención de la Polis (Grecia) 2) La invención del derecho (Roma) 3) La revolución ética y escatológica de la Biblia 4) La <<revolución papal>> de los siglos XI-XIII 5) La promoción de la democracia liberal llevada a cabo por las grandes revoluciones democráticas: Holanda, Inglaterra, Estados Unidos, Francia y luego, de una u otra forma, todos los demás paisess de la Europa occidental.
En el libro de Philippe Nemo ¿Qué es Occidente? de la editorial FAES señala su autor cinco acontecimientos que a su entender conformaron Occidente. Así señala: 1) La invención de la Polis (Grecia) 2) La invención del derecho (Roma) 3) La revolución ética y escatológica de la Biblia 4) La <<revolución papal>> de los siglos XI-XIII 5) La promoción de la democracia liberal llevada a cabo por las grandes revoluciones democráticas: Holanda, Inglaterra, Estados Unidos, Francia y luego, de una u otra forma, todos los demás paisess de la Europa occidental.
Bueno, también los Calvinistas en Ginebra por citar un solo sitio, eran poco amantes de la libertad. No eran católicos precisamente....
La impresión que da el autor del artículo es que más que de humanismo cristiano, concepto bastante vago y bastante amplio, éste se esté refiriendo al personalismo, expresión filosófica de lo que en el siglo XX se conoce como "humanismo cristiano" cuyo eje central sería más ajustado definirlo como el existencialismo dentro del cristianismo y cuyo triunfo supone una ruptura de la Iglesia cristiana, empezando por la católica con toda su tradición y con toda su antropología, Lo cual ha llevado a una antropología vacía que ha triunfado ahí donde el liberalismo había fracasado. Danilo Castellano de la Universidad de Udine tiene una excelente obra llamada: L'Ordine politico giuridico "modulare" del personalismo contemporaneo. En la misma señala las carencias de esta filosofía cuya esencia tiene una doble vertiente totalitaria y nihilista porque al intentar ponerse a bien con el pensamiento moderno, es decir con Rousseau, no es posible sostener que la democracia no tiene su propio sesgo totalitario y quienes han leido el Contrato Social lo saben. Evidentemente quienes se limitan a citarlo no lo saben porque Rosseau y su modelo de democracia es el inspirador, no lo olvidemos, de la democracia revolucionaria jacobina de la Revolución Francesa, régimen totalitario y genocida donde los haya. Y el intentar bautizar artificialmente toda ocurrencia del hombre supone un insulto a ese hombre en nombre de cuya dignidad prentende hablarse.
Muy buen artículo. Mientras mantengamos el concepto "cristiano" no habrá problemas. Lo malo es que en España ese concepto va muy ligado (incluso constitucionalmente) al de católico. Y entonces la cosa se desvirtúa. Durante siglos el catolicismo se opuso a la libertad individual, pervirtió el mensaje cristiano, pasó por encima de la dignidad de las personas, etc.
Ahí está la Inquisición, los Autos de fe, las hogueras (¡hasta el siglo XIX!) y una larga lista de exiliados por motivos de conciencia.
Aún hoy se puede observar que los curas (y algunos laicos) emplean ambos términos como si fueran sinónimos. Y no lo son. No lo son.
El catolicismo se opuso al liberalismo, lo combatió y cuando no pudo con él, cambió y se puso a su vera. Porque el liberalismo procede directamente del cristianismo, o sea, del protestantismo. Y eso se reconoce en todo el mundo, excepto aquí.
Sr. Serrano, aprovechando el relajo -físico y mental- y el relativo vacío informativo dominical, no me resisto a echar mi "cuarto a espadas" sobre el tema de su artículo: Hace más de medio siglo que tuve en mis manos un texto donde se recogían ciertas discusiones filosóficas debatidas en Ginebra, "Hacia un nuevo humanismo". Aparte de lo dicho, poco más recuerdo que unos nombres y su confesión "teológica": el pastor protestante Karl Barth, el filósofo inconformista y filo-marxista Henri Lefebvre y el padre Maydieu. También recuerdo que las texis defendidas por cada uno de ellos se orientaban a demostrar que, entendido a su particular manera, su propio compromiso era el que representaba el verdadero y mejor humanismo. El tema y el debate, a la altura sólo de filósofos o asimilados, entre los que muchos no nos encontramos, han tenido sus precedentes y sus consecuentes, pero se me ocurre que la finalidad subyacente cuando la redacción de la Constitución europea y también en el congreso último del PP no era definirse entre las posiciones de aquellos debates -ya que no estaban capacitados para adentrarse en esos berenjenales-, sino la de excluir, o no, otros humanismos y no-humanismos, como, por ejemplo de este último, el islámico, que enfatiza el abismo infranqueable entre el hombre y Dios, (acordémonos de las palabras del ponente y expresidente Giscard relativas a Turquía y la Unión Europea). En cuanto a los ideólogos del PP, la cuestión estaría, además de la mahometana, en esa especie de humanismo moderno -es decir, marxista- que, me suena, defendería Lefebvre, y que sigue teniendo adeptos en nuestro mapa político nacional.
Atentamente