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Apocalipsis now

La provocáción iraní es un misterio, porque el tiempo apremia. Necesita nueve meses para fabricar la bomba y seis para montarla en un misil

Urdin dijo el día 16 de Febrero de 2012 a las 11:35:

La postura de Occidente, hasta cierto punto, resulta comprensible. Se trata de una adaptación en clave "liberal" del principio de "soberanía limitada" de Kruschov cuando se refería a la autonomía de los países del llamado campo socialista. En realidad las democracias occidentales no se diferencian demasiado de este principio aunque, eso sí, es de justicia reconocerles su política de imagen y su capacidad para vender el producto. Lo que más puede propiciar que Irán u otros paises se hallen dispuestos a dotarse del arma atómica o de cualquier otra es la política claramente agresiva de occidente en el mundo entero propiciando derrocamientos, ataques, bombardeos, asesinatos, como los recientes atentados terroristas llevados a cabo contra científicos iraníes del programa nuclear iraní, etc... La OTAN, la UE y Estados Unidos se encuentran convencidos de la excelencia de su modelo de sociedad y no admiten desafíos, dentro o fuera de sus fronteras porque, según ellos, ellos son "la libertad", ellos encarnan "los derechos humanos" y el respeto hacia los mismos y todo aquel que intente negar la mayor se arriesga al "ataque preventivo." Si hacemos un poco de memoria, la doctrina del ataque preventivo resulta muy pragmática pero abre las puertas a la ruptura de las reglas de juego del orden internacional al admitir como criterio de agresión las intenciones, reales o supuestas del vecino. Esta doctrina fue la que justificó, por ejemplo, la operación Barbarroja y, después de la guerra, los fiscales de los vencedores no quisieron saber de cuentos a la hora de juzgar a los vencidos. Luego a la hora de la verdad no estamos ante un duelo de principios si no de fuerza. Quien gana impone su moral y lo demás son milongas. Si quieren atcar Irán háganlo pero intenten invocar todos esos principios en los que, en realidad, no cree nadie, ni siquiera ustedes que los invocan.