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José García Domínguez

Jugando a la ruleta rusa

¿Resultará útil la reforma laboral al objeto de reducir cuanto antes los salarios reales? En su cruda desnudez, esa ha de ser la premisa mayor del debate

Ese sesgo tan español, el gusto por lo enrevesado, ha llevado a que, apenas salida del horno la reforma laboral, ya tengamos al personal definitivamente perdido en meandros leguleyos. Alambicados bizantinismos jurídicos que extravían el entendimiento de la muy prosaica cuestión esencial. A saber, ¿resultará útil la nueva norma al objeto de reducir cuanto antes los salarios reales de los trabajadores? En su cruda desnudez, esa ha de ser la premisa mayor del debate. Y gastar tinta, saliva o lágrimas socialdemócratas en cualquier otra consideración accesoria, es perder el tiempo. Así las cosas, caben dos –y solo dos– respuestas: sí o no.

El "no" auguraría el enésimo parto de los montes, la perfecta inanidad fáctica del empeño gubernamental. Por su parte, el "sí" equivaldría a hacer una apuesta de todo o nada a la ruleta rusa. Si la consiguiente devaluación interna desencadenase –como sería de prever– un ciclo deflacionista, estaríamos muertos. Si nuestros competidores comerciales dentro de Unión Europea procedieran de idéntico modo contrayendo sus propios salarios, estaríamos muertos. Si Merkel mantuviera su estrategia presente, la del Deutschland über alles y la expansión nacional vía exportaciones, estaríamos muertos. Si no concurriera ninguna de esas tres circunstancias, tendríamos una oportunidad. En la cosmogonía hindú, la Tierra se sustenta sobre un elefante; el elefante sobre una tortuga; y la tortuga sobre una culebra. El problema surge cuando se les pregunta a los fieles sobre qué se aguanta la culebra.

Y con la ortodoxia dominante viene a suceder tres cuartos de lo mismo: su última ratio también se apoya en el aire. El canon prescribe que, liberado de trabas y regulaciones, el mercado laboral actuaría igual que el termostato de una calefacción. Esto es, equilibrando oferta y demanda de trabajo hasta alcanzar el pleno empleo, y manteniéndose de forma permanente en torno a ese centro de gravedad. Lástima que sea una creencia con el mismo fundamento empírico que la frenología, el espiritismo o el tarot. Y es que las economías del universo tangible, simplemente, funcionan de otro modo bien distinto. Rígido o flexible, alto o bajo, cualquier régimen de salarios resulta compatible con una recesión crónica. Razón de más para recordar cuál es la única política de empleo eficaz dentro de las uniones monetarias transnacionales: aprender idiomas.

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