Emilio Campmany
¡Qué ridículo!
Si podemos arrostrar las consecuencias del cierre de la frontera, cerrémosla y negociemos desde una posición de fuerza. Y si no tenemos arrestos para soportar las consecuencias del cierre, más vale que nos callemos
No sé qué me molesta más, si el servilismo disfrazado de buenismo con las dictaduras más corruptas, que es lo que le gusta hacer a la izquierda, o la ingenua patochada disfrazada de altanera firmeza, que es lo que a veces hace la derecha. Un inglés ha dicho en Madrid que no volverán a negociar sobre la soberanía de Gibraltar a menos que se haga con el beneplácito del Gobierno gibraltareño. A la insolencia británica, García-Margallo ha contestado con contundencia que entonces nosotros exigiremos que a la mesa se siente también la Junta de Andalucía.
¿Esto qué es? Es verdad que Moratinos, a quien Dios confunda, admitió el Foro a 3 y consintió una negociación simultánea con el Gobierno de Su Majestad y el del Peñón y que eso fue una estupidez. Pero no es excusa para ahora esgrimir un arma diplomática, el Foro a 4, o sea, España, Gran Bretaña, Gibraltar y Andalucía, más inofensiva que un auto de Garzón. Yo, si fuera Cameron, diría inmediatamente que sí, que Londres paga las copas y a negociar. Y entonces tendríamos que enviar a Chaves como ministro plenipotenciario para que, con su facundia, les explicara a los guiris y a Fabian Picardo que Gibraltar, español. Menudo papelón vamos a hacer como los ingleses nos hagan la marranada de aceptar nuestra propuesta.
A mí me parece muy bien que el Gobierno español adopte una posición de firmeza en el tema de Gibraltar, pero eso sólo hay una forma de hacerlo, que es cerrando la verja. Que la cierren y verán qué pronto sienten en Londres la necesidad irrefrenable de sentarse a negociar con quien esté en condiciones de reabrirla. Pero, claro, a ver quién es el guapo que hace eso a semanas de unas elecciones andaluzas con un Campo de Gibraltar que debe parte de sus ingresos a la existencia de la colonia.
Seamos serios. Si podemos arrostrar las consecuencias del cierre de la frontera, cerrémosla y negociemos desde una posición de fuerza, aunque creo que ni así seríamos capaces de conseguir que los británicos nos devolvieran el Peñón. Y si no tenemos arrestos para soportar las consecuencias de ese cierre, más vale que nos callemos y dejemos por el momento las cosas como están.
Y todo esto sucede el día en que, en plena borrachera de celebración porque un tribunal norteamericano ha fallado que Odyssey nos devuelva el tesoro rescatado del Nuestra Señora de las Mercedes, Soraya Sáenz de Santamaría ha dicho que el Gobierno trabaja para “volver a colocar a España donde corresponde, donde estaba en momentos en que llenaba esos buques con esa cantidad de oro y plata”. Y eso lo vamos a hacer amenazando con recurrir a la Junta de Andalucía en el asunto de Gibraltar. Yo me conformaría con que dejáramos de hacer el ridículo, pero hasta eso creo que es pedir demasiado.
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