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Zoé Valdés

'Secreticos' en reunión es mala educación

He visto una foto publicada en un periódico donde la presidenta de Brasil se inclina hacia Raúl Castro y pega su boca al oído de este y le dice un 'secretico'. Es un gesto de muy mala educación, un gesto que la delata como lo que fue en el pasado

La ex guerrillera y presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, ha visitado La Habana por primera vez, y no se ha dignado a hacer ningún comentario sobre la disidencia y la oposición, y mucho menos se ha reunido con ellos. Ella fue a La Habana a lo que van todos, a coger mango bajito, a usar al pueblo cubano como esclavos, creyendo, como se lo creen todos, que con los Castro se gana en los negocios. ¡Vamos allá a Cuba, a cogérnosla antes que lleguen los americanos! Como si los americanos quisieran esa basura de isla que han dejado los Castro. Pero además, el día en que lleguen los americanos de verdad, los Castro serán los primeros que saldrán corriendo y les entregarán todo, suave, fresco y bajito de sal; cuanto y más, el pueblo hace años que espera ardiente y apasionadamente a "los bárbaros". Es más, los Castro ya están entregándole a los americanos hasta los clavos por debajo del tapete.

Pero allá fue Dilma, de jamalichona, a comer y llevar primero que los demás. Es lo que piensan todos, y es que a todos les hacen creer los Castro que ellos son o serán los primeros. Y no es porque ella sea de izquierdas que se ha tragado el cuento de la Buena Pipa, no, al presidente Aznar y a su ministro Matutes les hicieron el mismo cuento, y se lo comieron con patatas bravas, también a Zapatero, pero a ése estaba cantado que se lo echarían al pico en el primer danzonete, prueba y vete. ¿Saben el nombretico que le habían puesto a Zapatero en el Consejo de Estado? Don Zapirindingo, debo reconocer que es un buen mote. Cara tiene.

Yo pensé que como Dilma Rousseff había evolucionado bastante bien, nada del otro mundo, pero aceptable, o sea, había variado de haber sido una guerrillera terrorista a convertirse en presidenta demócrata, de haber luchado en contra de una dictadura por la fuerza, para imponer otra peor: la del proletariado, y de haber mutado a una persona pacífica en apariencia, y de haber vuelto a su condición original, hija de gente rica, y rica ella misma, millonaria si nos ponemos a comparar; pues pensé que todo eso la haría reflexionar en la cuestión de Cuba. Pensé mal. En un inicio me dije que tal vez ella renunciaría a su viaje, y después incluso me entusiasmé y cambié de opinión, aceptando que tal vez sería mejor que hiciera el viaje, teniendo, claro está, un gesto hacia las Damas de Blanco y hacia la oposición, como lo tuvo en su visita en Argentina, cuando se reunión con las Madres de la Plaza de Mayo.

Pero pensándolo por tercera vez me dije, y ahí siempre me sale la parte mía de china desconfiada que me viene de mi abuelo materno, y la otra parte de rabia irlandesa de mi abuela materna, que no, qué qué ideas tan tontas, que ella iría a Cuba, y no vería a los opositores, y no haría nada de nada, no movería un dedo, porque un comunista no cambia nunca, y un guerrillero lo sigue siendo aunque se disfrace de la paloma de la paz de Picasso. Y tuve razón en desconfiar airadamente. La tercera opción fue la que eligió Dilma, o sea, la alternativa más comprometida con el horror: la de darse la lengua con los dictadores.

Tanto se dio la lengua con Castro II que he visto una foto publicada en un periódico donde la presidenta de Brasil se inclina hacia Raúl Castro y pega su boca al oído de éste y le dice un secretico con la mano tapando su boca y la oreja del otro, para que nadie pueda adivinar lo que le ha dicho. Es un gesto de muy mala educación, un gesto que la delata como lo que fue en el pasado, el pequeño desliz que la traiciona: tendrá o tuvo muchos millones, provendrá de muy buena familia, será presidenta de uno de los países más bellos y ricos del mundo, pero es una mal educada, una niña malcriada, una impresentable terrorista y guerrillera. ¿Nadie le dijo como me dijo mi abuela a mí que "secreticos en reunión es mala educación"? ¿Por qué nadie le espanta un bofetón como me hacía mi abuela cuando yo me ponía a secretear con mi primo delante de los demás familiares?

Sospecharán ustedes que a mí me podría interesar averiguar qué es lo que le ha secreteado en público el Bacilo Búlgaro a Castro II, y por unos instantes me hice la pregunta, no lo niego; aunque es fácil de suponer lo que ella le dijo: "Mira cómo los hemos jodido a todos". O mejor: "Mira cómo se han comido la guayaba de que somos demócratas, tú". O quizá: "Mira, Raulihno, cómo le hemos metido el dedo en el ojete a estos cabrones". (Los guerrilleros suelen ser muy mal hablados, no lo olviden). Ella lo que no sabe es que los Castro son expertos en tactos rectales, y ya los han experimentado con unos cuantos antes que ella que se creían tan o más bichos que ella. Y si no, que recuerde a Roberto Robaina, a Carlos Lage y Felipe Pérez Roque. Ah, la pobre procaz, tampoco preguntó por ellos, qué va, pues si no preguntó por la oposición, qué iría a interesarse por los tronados, que son considerados más peligrosos que la oposición. Total, las Damas de Blanco hasta ahora caminan vestidas de blanco, y ya mataron a una, la bloguera nacional solo quiere viajar y hacer un periplo por los países donde espera que a la gente se la partan los brazos aplaudiéndola, el plusmarquista de las huelgas de hambre ha perdido rotundamente ante la segunda muerte de uno que a los 56 días murió primero que él. Bueno, aunque él haga las huelgas que haga siempre quedará vivo, ¿habrá ingerido Vampisol?

Pero dejémonos de broma. ¿Esperábamos algo de la visita de Dilma Rousseff? No mucho, sólo el gesto de una demócrata. Y no lo tuvo. Así que eso de demócrata tendremos que empezárnoslo a cuestionar seriamente. Para ella los once millones de esclavos cubanos no valen más que eso. Y después del gesto de mala educación, de su secretico en reunión, tan tierno, no creo que debamos esperar ningún tipo de cambio de comportamiento de su persona en relación a la libertad de Cuba.

Dilma, recuérdalo, después no digas que no sabías, porque, no sólo tus orígenes judíos y búlgaros te lo debieron de haber recordado, sino tu condición de luchadora por la libertad de tu país, y el reconocimiento y perdón que te ha brindado la democracia alzándote a un pedestal que quizá no mereces, reconociéndote como lo que no eres y valorándote como la representante de todo el pueblo brasileiro, la líder de un país como Brasil, un país que por sus raíces debería amar a los cubanos, un país que ama la libertad. Recuerda siempre, Dilma, lo mal que te has comportado, no sólo con los cubanos, contigo misma. Lo mal que has quedado con tu propio pueblo.

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