Si hay un político que debiera desconfiar de las virtudes comunicativas de los expertos es justamente Rajoy. Por hacerles caso, quedó en ridículo y como embustero cuando la catástrofe del Prestige.
Cristina Losada
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Senex dijo el día 26 de Enero de 2012 a las 10:55:
Cualquier referencia a algún acto que nos propusiéramos realizar en el futuro se solía acompañar de la condición "si Dios quiere", hoy en desuso, pero, en todo caso, implícita. En política económica, la condición cuasi-equivalente, no expresada, pero sustancial, sería: "si las circunstancias lo permiten". Así deberíamos entender toda promesa política, sea o no sea programática. Si, en su camino a Damasco, Rajoy se ha "caído del burro", deslumbrado por la "aparición divina", glorificado, como Saulo, sea. Nuestros dichos cultos tratan peyorativamente, pero con acierto, el "sostenella y no enmendalla". Estas situaciones serían un caso más en el que los ciudadanos debemos acoger con reservas las opiniones de los comunicadores profesionales, víctimas de su menester, proclives a resaltar contradicciones políticas diacrónicas, y a acuñar remoquetes, a poco que el aspecto, las palabras o los actos del personaje político lo faciliten.
Cristina, con afecto.
Cualquier referencia a algún acto que nos propusiéramos realizar en el futuro se solía acompañar de la condición "si Dios quiere", hoy en desuso, pero, en todo caso, implícita. En política económica, la condición cuasi-equivalente, no expresada, pero sustancial, sería: "si las circunstancias lo permiten". Así deberíamos entender toda promesa política, sea o no sea programática. Si, en su camino a Damasco, Rajoy se ha "caído del burro", deslumbrado por la "aparición divina", glorificado, como Saulo, sea. Nuestros dichos cultos tratan peyorativamente, pero con acierto, el "sostenella y no enmendalla". Estas situaciones serían un caso más en el que los ciudadanos debemos acoger con reservas las opiniones de los comunicadores profesionales, víctimas de su menester, proclives a resaltar contradicciones políticas diacrónicas, y a acuñar remoquetes, a poco que el aspecto, las palabras o los actos del personaje político lo faciliten.
Cristina, con afecto.