No sé decir si lo tengo escrito, pero sí recuerdo que a las pocas semanas de que Obama empezara a ejercer el poder pensé que no ganaría una segunda legislatura. Ideológicamente está en la izquierda de la izquierda de los Estados Unidos. Y es de una incapacidad política notable. La arquitectura institucional de aquel país está pensada para que el presidente no tenga un programa propio, o al menos no pueda imponerlo salvo con un gran consenso político. Ya con el Congreso de su lado se le veía incapaz de lograr sus principales objetivos. ¿Qué podrá hacer ahora con la mayor victoria republicana en el Congreso en décadas?
Pero ahora no lo veo tan claro. El Partido Republicano busca candidato con el que dejar a Obama para la historia cuatro años antes de lo que él desea. Confesaré que yo también deseo que lo encuentren. Ahora bien, yo no lo veo entre los candidatos que se han presentado. Romney se despidió con un gran discurso cuando perdió la candidatura en 2008 frente a McCain. Es un hombre eficaz en la comunicación. Pero el extremismo de Obama ha despertado al electorado más conservador, y Romney no es el hombre que pueda representar sus anhelos.
Gingrich lideró una elección muy parecida a la de 2010: las elecciones mediada la primera legislatura de un presidente demócrata. Lo hizo gracias a su Contrato con América, que iba a introducir más democracia y menos Estado y corrupción en la vida estadounidense. Su fracaso estuvo a la altura de las expectativas que había generado. Ha seguido una interesante carrera en los medios de comunicación y como autor, pero su apellido ha ido unido al fracaso político década y media. Y Santorum tiene una forma de pensar que no cuadra ni con el sistema político americano ni con la forma de pensar de una amplia mayoría. Como mucho podrá ser un refuerzo conservador de los otros dos candidatos. Ron Paul es un caso aparte. Como ha explicado admirablemente Krauthammer, es más un líder de un movimiento que un candidato.
Es decir, que Obama no tiene a un rival de altura. Dicho sea, lo de la altura, no por comparación con el presidente, sino por la del papel que se espera de ellos. Mientras, el presidente se va recuperando poco a poco en las encuestas. El movimiento conservador está sin líderes a la altura de las circunstancias, o con una confusión ideológica importante. En cualquier caso, la reelección de Obama parece, hoy, más cercana.