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Pablo Carabias

Problemas paquidérmicos

Mientras se accediese a su voluntad, los hipopótamos no volverían a atacar… Y sí, es vergonzoso, pero se ha conseguido la Paz… Lo malo es que también las hienas han tomado nota de cómo se ha resuelto el conflicto.

Empezando por una clase política endogámica y mentirosa, siguiendo por  el paro descontrolado, por la corrupción galopante, por una presión fiscal  aplastante  y  acabando por un elefantiásico sector público despilfarrador, ineficaz y “corruto”, el ciudadano español se ve aplastado por grandísimos problemas de dimensiones, digamos, paquidérmicas.

Pero este artículo no va a ir del mastodóntico sector público español, ni del elefantiásico déficit… Va a ir de otros problemas y de otros paquidermos…
 
Efectivamente, hace poco ha saltado a los medios el escándalo del enésimo derroche del Ministerio de Asuntos Exteriores que se pulió 300.000 eurazos en “la mejora de la producción agrícola de las regiones de Cacheu, Bissora y Carantab, mediante resolución de conflictos con los hipopótamos, en Guinea-Bissau".
 
Sin duda un autentico despilfarro “trinitario”. Pero esto no ha sido lo más grave. En este caso, la pasta, 50 millones de las antiguas pesetas aunque parecen un pastizal para cualquier ciudadano medio, que no viva de la política, son una insignificancia dentro de los 63 millones de euros que se decidieron destinar en el último consejo de ministros de la era zapatera a oenegés dedicadas a causas tan necesarias como  subvencionar la Red Iberoamericana de Festivales de cine lésbico, gay, bisexual y transexual o a las Emisoras de radio con enfoque de género en Camboya.
 
Lo más grave fue el método por el cual, siguiendo paso a paso las estrategias y hojas de ruta ya probadas del PSOE, se solucionó “El Conflicto”, aunque a favor de Trini hay que decir que, en este caso, las iniciativas españolas no solo tuvieron como interlocutores a hipopótamos homosexuales o hipopótamas lesbianas…
 
Sin  duda, era un problema muy enquistado, pues desde hace casi medio siglo, desde mediados de los sesenta, los hipopótamos destrozaban las cosechas y atacaban a los lugareños. Algunos ejemplares, muy agresivos, guiados por un primitivo y exacerbado instinto territorial, y sin duda, encantados por sustituir su dieta de vegetación de la sabana por exquisiteces hortofrutícolas, incluso entraban en los poblados ribereños, campando por sus respetos con total impunidad.

Se intentaron varias soluciones. De 1996 a 2004 se puso en práctica una política de firmeza, ante la amenaza hipopotámica. Se cazaron y enviaron a zoos alejados del río a los ejemplares más violentos, dentro de una acertada política de dispersión, y se sometió a las manadas a un intensivo seguimiento por parte de los rangers que impidió que se organizasen para sus asaltos. Se pusieron cercas, se persiguió a los hipopótamos conflictivos incluso dentro de los santuarios o parques nacionales del otro lado de la frontera.

Con la captura de dichos ejemplares, que eran los líderes de la manada, y su sustitución en la jerarquía por otros individuos menos problemáticos, el conflicto parecía en vías de solución…los asaltos y los ataques disminuían.
 
Pero las cosas cambiaron. Con dinero español, la firmeza, basada en no ceder ante los hipopótamos violentos, fue sustituida por una política de dialogo, de concesiones… de paz.

Se dejó de perseguir a las manadas problemáticas, se dificultó la acción de los rangers, e incluso los de National Geographic grabaron un vídeo en el cual se ve a un viejo hipopótamo con antecedentes recibiendo un chivatazo y, gracias a él, escapando de una batida…

Los ejemplares agresivos retomaron el liderazgo de la manada. Y sí, manifestaron  de forma unilateral que iban a dejar la violencia a cambio de unas contrapartidas que incluían la vuelta a casa de los hipopótamos dispersos por los zoos, su alimentación a cargo del erario público y la cesión de territorios exclusivos en los cuales los hipopótamos fueran soberanos, territorios que, según el razonamiento paquidérmico,  siempre habían pertenecido a su especie, y en el cual los humanos no tendrían ningún derecho…

A las víctimas de los ataques, a los agricultores que habían perdido sus cosechas, se les dijo que había llegado el momento de la paz, que no había vencedores ni vencidos, que había que olvidar…Fue muy duro para muchos lugareños ver cómo los hipopótamos volvían a pasearse impunemente por las calles de sus poblados, cómo acosaban a cualquiera que se atreviese a acercarse a la orilla del río, cómo las cosechas que tanto había costado producir ahora acababan en el estómago de los paquidermos como precio político por la paz…Incuso hipopótamos asesinos se pavoneaban y exhibían sus colmillos en un gesto de desafío y burla delante de los familiares de sus víctimas…

Pero el “conflicto” estaba solucionado… mientras se accediese a su voluntad, los hipopótamos no volverían a atacar…

Y sí, es vergonzoso, pero se ha conseguido la Paz… Lo malo es que también las hienas han tomado nota de cómo se ha resuelto el conflicto.
 

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