A qué marrullerías, trampas y zancadillas no estarán acostumbrados a emplear en los procesos electorales los socialistas que, cuando llega el momento de competir entre ellos, no paran de exigir juego limpio como si lo habitual fuera emplear el sucio. Lo ha pedido Marcelino Iglesias, que es natural que lo haga porque es algo así como el árbitro del combate. Pero lo ha hecho también Juan Antonio Griñán, de quien dependen el 25 por ciento de los delegados que elegirán al nuevo secretario general y que, siendo tan decisivo, prefiere dejarse querer por los dos candidatos a la espera de apoyar en el último momento a quien vaya a ser elegido. En eso, está como solía Pío Cabanillas padre cuando decía "todavía no sabemos quiénes vamos a ganar".
Pero quien con más vehemencia se ha desgañitado pidiendo juego limpio ha sido el todavía hoy secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Naturalmente, lo ha hecho con una de sus zapateradas, pidiendo que entre los aspirantes haya un debate ejemplar, que no puede estarse refiriendo al contenido sino a las formas. O sea, les ha pedido que no discutan como verduleras. Ahora, lo mejor ha sido cuando ha dicho que todos los congresos del PSOE "salen bien para España y para el partido". Ellos sabrán como salió el de 2000 para el partido, aunque ya los ven, pechando con el peor resultado de su historia reciente. Pero de lo que no cabe duda es que ese congreso de donde salió elegido Zapatero salió fatal para España. Y hablar de ello es como hacerlo de la soga en casa del ahorcado.
Al final, el pobre expresidente parece conformarse con que, en el debate ese ejemplar que van a protagonizar, Rubalcaba y Chacón, aunque hagan autocrítica, o sea, renieguen de la herencia de Zapatero, reconozcan "los servicios prestados a este país". Se refiere, a los "servicios" prestados por él, obviamente. Más valdría que los socialistas se abstuvieran de seguir prestando servicios de este tipo o, dicho de otra manera, dejaran de mandarnos más jamones.
Lo más probable, sin embargo, es que no haya verdadero y propio debate, que Rubalcaba se dedique a amartillar los respaldos de los barandas del partido y Chacón haga un explosivo ejercicio de mercadotecnia electoral pavorosamente vacío de contenido. Ninguno de los dos renegará de Zapatero a la vez que, prudentemente, tampoco ninguno se presentará como su legítimo heredero.
De momento, lo que este Comité Federal promete llevar a la ponencia marco del 38º Congreso es la propuesta, agárrense, de una gran reforma fiscal que genere ingresos adicionales a través de nuevos tributos y tasas y que garantice que se exigirá un mayor esfuerzo a las personas y empresas con mayor capacidad de pago. Les ha dado un flash y se nos han hecho todos del PP. Si esto que padecemos no es un régimen, que venga Dios y lo vea.