Numerosos dirigentes políticos han estado cuestionando el nombramiento de Ana Botella como alcaldesa de Madrid, tras el nombramiento de Alberto Ruiz-Gallardón como nuevo ministro de Justicia. Uno de los más críticos ha sido el portavoz de UPyD en el Ayuntamiento de Madrid, David Ortega, para quien el nombramiento de Ana Botella "no es de recibo", pues, "aunque sea legal, no es legítimo democráticamente".
En un artículo titulado "una alcaldesa gallardoncrática", publicado en El Imparcial, el portavoz de UPyD desarrolla sus críticas a este nombramiento y recuerda las tres clases de legitimidad weberianas: la carismática, la dinástica o histórica y la racional democrática. El representante de UPyD advierte, sin embargo, que "ahora nos hemos encontrado con el caso sui generis de la legitimidad gallardoncrática, esto es, Ana Botella accede a la alcaldía del Ayuntamiento de Madrid porque así lo ha decidido el hasta entonces alcalde Gallardón, no el demos o pueblo de Madrid".
No se qué tipo de legitimidad piensa Ortega que ostentaba Gallardón para poder figurar como nº 1 de la lista del PP en Madrid, pero lo cierto es que su nombramiento como alcalde se debe a lo mismo que la designación como alcaldesa de Ana Botella: que así lo han decidido la mayor parte de los representantes municipales elegidos por los electores madrileños. Al contrario de lo que insinúa el representante de UPyD, los electores en España no eligen directamente alcalde, como no eligen directamente a su presidente del Gobierno. Lo que eligen son sus representantes y son estos los que eligen quienes han de dirigir sus gobiernos municipales o nacionales. Ana Botella figuraba en las listas como lo hacia Ruiz-Gallardón y, aunque es cierto que quien figura como nº 1 en la lista suele ser el favorito de su partido para presidir el gobierno, el que no sea así no es ni ilegal ni ilegitimo. En Madrid se ha dado el caso de representantes que se habían presentado por un determinado partido que luego han votado para alcalde a quien no figuraba en sus listas sino en las de otro partido. ¿O es que nos hemos olvidado de cuando el PSOE gobernaba Madrid con el apoyo de IU?
Pero lo más errado de las insidiosas manifestaciones del representante de UPyD es que deslizan la idea de que el PP, en general, y Ana Botella, en particular, se ha beneficiado del hecho de que Gallardón encabezara la listas municipales en Madrid, cuando todo indica que ha sido justo al contrario. Que decenas de miles de votantes madrileños del PP no han votado a ese partido por el hecho de estar encabezado por Gallardón, no es algo que diga yo, sino algo que señalan los resultados de las últimas elecciones autonómicas y municipales. Concretamente, 42.459 votantes de la ciudad de Madrid que votaron al PP en las elecciones autonómicas no votaron la lista de ese partido que encabezaba Gallardón en las municipales. Muchos de esos votantes del PP en las autonómicas han votado, por cierto, a UPyD en las municipales, por lo que el llamado "efecto Gallardón" no es algo que haya beneficiado al PP sino, más bien, al partido de David Ortega. Concretamente, UPyD compitiendo con la lista que encabezaba Gallardón, ha sacado en la ciudad de Madrid 23.592 votos más que compitiendo con la lista que encabezaba Esperanza Aguirre.
No pretendo, en este sentido, negar los méritos que Esperanza Aguirre haya podido tener en este hecho, pero más injusto todavía es pensar que el nombramiento de Ana Botella se deba al "gancho electoral" de Gallardón. Y es que de haberse presentado Ana Botella como nº 1 en esa lista, estoy seguro de que ahora sería igualmente alcaldesa. De lo que no estoy para nada tan seguro es de que el partido del Sr. Ortega hubiera conseguido en ese caso tantos concejales.