Es muy hipócrita defender los derechos de autor y los genéricos. Los derechos de autor se deben de cobrar, pero el problema es que los precios no los marca la ley de la oferta y la demanda, no es normal que todas las peluquerías, bares, dentistas, y demás paguen 25 € mensuales por tener derecho a poner la radio. ¿Es lícito cobrar por una canción? SI, ¿es licito cobrar 75 años por la misma canción? NO. ¿Queremos bibliotecas públicas? ¿Aunque sean en internet? Todo este problema necesita un enfoque diferente.
Ante todo estoy deacuerdo con lo que expones, si realmente quiere atacar al tema descargas ilegales que ataque directamente a las mafias que se dedican a la fabricación y distribución con fines lucrativos de un producto por el que no han pagado los derechos de comercialización y no al que está en su casa. Además antes de esto creo que debe dedicarse a realizar la reforma de la educación pero además en todos los ámbitos, desde el colegio hasta la universidad, y no esa especie de voy acabar con la cultura de la subvención, lo que tiene que hacer es 0 euros a los sacamantecas de siempre. Felices Fiestas a todos.
Algunas pequeñas dudas: ¿cómo debería reconocerse la autoría de una nueva obra o una nueva técnica? ¿estamos hablando de un reconocimiento económico o moral? Si un investigador encuentra el crecepelo definitivo y publica la fórmula del medicamento ¿puede cualquier laboratorio lucrarse comercializándola? Siguiendo el razonamiento del artículo, ese conocimiento ha dejado de ser escaso, y el autor seguirá teniendo la fórmula aunque Bayer -un suponer- utilice su enorme potencial económico para hacerse con el mercado. Por otro lado, el tema de la propiedad privada y la escasez no lo acabo de pillar. Antes de ser publicada en internet, una idea nunca antes pensada -o una canción, o un libro- no es que sea escasa, es que es única. Si todo el mundo puede acceder a ella, para el autor deja de tener el mismo valor comercial, por muy suya que siga siendo. Si se pudiese copiar en los exámenes, ser el empollón de la clase sería un mal negocio, aunque al fin y al cabo él no perdería sus buenas notas. ¿Compartía el joven Rodríguez Herrera su conocimiento con todos sus compañeros de clase o pensaba que su esfuerzo personal debía tener algún tipo de recompensa especial? Una última reflexión: si se publica a la vez un texto en papel y en internet ¿se puede entrar a saco en los dos casos? ¿deberían poder publicar todas las editoriales ese texto citando su procedencia?… O a lo mejor es que las ideas son como el dinero público, que no es de nadie, y las obras intelectuales no pertenecen a nadie excepto al viento (por seguir en la línea filosófico-moral de dos de nuestros más grandes pensadores de los últimos tiempos). Un saludo.
Daniel.
Usté no es conservador, al menos en esto.
Y me alegra comprobarlo.