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Amando de Miguel

Modos y modas del habla actual

Hay locuciones o expresiones hechas que no tienen mucha lógica, pero que se repiten con un sentido figurado y caprichoso. Por ejemplo, “marear la perdiz”. Se dice del actor o interlocutor que se entretiene demasiado, que da largas inútilmente.

Me encantan las palabras que no quieren decir nada porque con ellas se puede decir todo. Una de ellas es "tremendo" y sus compuestos. El otro día, en un discurso, el personaje en cuestión soltó lo de "tremendamente orgulloso". Me lo señaló Enrique de Aguinaga, que estaba conmigo en el auditorio. Supongo que lo de "orgulloso" suena a poca cosa. Lo mejor es "tremendamente importante".

Hay locuciones o expresiones hechas que no tienen mucha lógica, pero que se repiten con un sentido figurado y caprichoso. Por ejemplo, "marear la perdiz". Se dice del actor o interlocutor que se entretiene demasiado, que da largas inútilmente. Es decir, tiene un cierto deje desdeñoso. Pero, cualquiera que haya ido a cazar perdices sabe que esas aves son de vuelo corto. Así pues, la forma más razonable de cazarlas es correr detrás de ellas hasta cansarlas. De esa forma los vuelos se hacen cada vez más cortos y, al final, las cansadas perdices se ponen a tiro. No veo que haya nada desdeñoso en esa táctica.

En la jerga periodística se usa mucho lo de "globo sonda". Es una noticia que se difunde para ver que reacción produce. Muchas veces la noticia es tendenciosa o incluso falsa. Por eso mismo, lo de "globo sonda" es un poco despectivo. Pero los globos sonda son utilísimos para explorar la atmósfera; no tienen nada de falaces.

Una expresión plenamente despectiva es acusar a alguien que "hace leña del árbol caído". Quiere decir que se aprovecha vilmente del prójimo débil, que se ensaña con él. No me parece una alusión afortunada. Toda la vida de Dios los que hacían leña en el bosque empezaban por los árboles caídos. Era la forma más económica e incluso ecológica de aprovechar el bosque. Sería estúpido talar árboles sanos cuando hay árboles que se han desmoronado naturalmente.

Una moda en la jerga política es la de ensalzar el arte de "manejar los tiempos". Supongo que quiere decir ser oportuno, estar al tanto, tomar la iniciativa o la delantera. Ignoro por qué todo eso sea manejar el tiempo o los tiempos. Quizá sea una expresión deportiva que no se me alcanza. A ver si alguien me la explica.

Uno no es nadie en el mundillo público si no sabe colocar este nuevo sustantivo: "los fundamentales". Imagino que es algo así como los fundamentos o las bases de algo. Pero entonces no entiendo por qué el neologismo. Será un anglicismo más.

Hay un adverbio clásico que era muy claro: "necesariamente". Está en desuso. Ahora se sustituye por "sí o sí". Parece un ñoñismo, pero genera mucho aprecio; pasa por ingenioso. Voy a hacer un esfuerzo para incorporarlo a mi vocabulario de tertuliano o de conferenciante. Se trata de una argucia que se tolera mejor en el lenguaje hablado.

En estos días de un Gobierno en funciones no se sabe cómo designar al que va a ser nuevo presidente del Gobierno. He oído que lo llaman "presidente electo" o "presidente del Gobierno electo". Es confuso. Ni hay todavía un presidente que lo haya elegido el Congreso, como es obligatorio, ni por tanto tenemos un Gobierno electo. Habría que acuñar un término que nos sirviera. Lo más sencillo sería decir el "próximo presidente" o el "probable presidente". El Gobierno que nombre dentro de unos días será el "próximo Gobierno".

En la jerga sindical, pero también de otros actores de la vida pública, se habla mucho de "los sectores productivos" o de "la economía productiva". No se me alcanza lo que puedan significar esas locuciones. Quizá resuene el viejo concepto comunista de que la actividad de los servicios públicos no es productiva. Puede que la economía no productiva sea entonces la de la actividad sindical.

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