La igualdad se predica de los iguales. si, eso no está claro ? Otra cosa es tratar de forma distinta A LOS QUE DEBEN SER TRATADOS CON IGUALDAD. Si alguien duda esto, porqué no se indignan cuando se trata mejor a una mujer que a un varón - si fueron pareja hace 35 años, por ejemplo - que es lo que consagra la ley vulneradora de la constitución? .Hombe y mujer son iguales - ante la ley, pero, por ejemplo la mujer tiene 3 meses de baja maternal y un hombre no... eso seria igualdad que ambos tengan 3 meses de baja"maternal"? pues eso, LA IGUALDAD SE PREDICA DE LOS IGUALES, nunca de los que no lo son, otra cosa sería discriminatorio. La discriminación SIEMPRE ES DISCRIMINATORIA, nunca "positiva" como dicen los ágrafos y ananlfabetos que, gracias a Dios, les hemos botado del poder - por muchos siglos espero.
La verdadera justicia sólo Dios la conoce. Los hombres debemos conformarnos con saber que lo injusto es agredir al prójimo, es decir, violar su derecho fundamental a la propiedad sobre sí mismo y sus creaciones. Eso es la Ley, la única Ley.
Si algún humano conoce la justicia absoluta, ¿para qué necesitamos leyes? Que el sumo sapiente, amado adalid, ordene nuestras vidas hasta el último detalle. Lo malo de la justicia relativa es que, valga la redundancia, no todos vamos a estar de acuerdo.
Lo justo no es que UPyD tenga grupo parlamentario y los etarras no, sino que lo injusto es que la ETA se nos chulee en la cara. Aquí discutiendo si son galgos o podencos cuando está clarísimo que, siendo injusto que la ETA esté, será una injusticia tremenda todo lo que haga o forme en el Parlamento; pero, insisto, no porque la justicia consista en tratar desigualmente (ante la ley) a los desiguales, peligrosísima irreflexión paternalista que desvirtúa el Estado de Derecho, SINO PORQUE LA ETA NO DEBERÍA ESTAR.
¿Qué narices importa ahora que se cumplan o no formalidades legales si la ley se conculca siempre a conveniencia política? Que se quejaran los etarras de desigualdad ante una ley que niegan sería una mera argucia y gran desfachatez que es preciso aclarar, pero sin meterse en camisas de once varas para que termine saliéndote el tiro por la culata.
No sólo no es necesario sino que es un colosal error sugerir imposibles justificaciones morales a la desigualdad ante la ley.
De momento 3 a 1, y tres o mejor cuatro, si me incluyo, para cumplir y hacer cumplir de forma estricta la ley.
El reglamento, todos ellos, como muy bien conoce Emilio Campmany, es una forma de interpretar la ley, así éste (el reglamento), quiere significar la interpretación de la Ley, por tanto en Tribunal Constitucional, puede de hecho contravenir la Constitución Española (su interpretación), pero no la Ley, estrictamente hablando y menos aún, el reglamento, porque de hacerlo, su dictamen ha de entenderse como una sentencia de casación y una identificación o rectificación de la doctrina, y de esa doctrina quienes tienen jurisdicción es le Tribunal Supremo y nunca el T. Constitucional, que debe dedicarse únicamente a la interpretación de la Constitución y no a una ley determinada, que debe estar al amparo de la Constitución, pero eso, ya es otro tema y posee otro carácter.
La “verdadera Justicia” no es la que señala en su arrebato azañista la Sra. Díez sino que la Justicia es la que se asegura de no tratar desigualmente a los iguales (aunque, desde luego, también la que trata desigualmente a los desiguales, siempre que trate de paliar las situaciones de discriminación de partida que padecen las personas más necesitadas o desfavorecidas y no de otorgar privilegios a las más influyentes y poderosas en virtud del liberal principio de Igualdad de Oportunidades; por ejemplo, las becas para estudiantes de familias sin recursos, etc.).
Parte de razón tiene la Sra. Díez al solicitar que UPyD no pueda ser tratado como Amaiur, aunque me temo que, llegados a este punto, no por las cuestiones legales de procedimiento. Que UPyD es superior a Amaiur, pocos lo pueden discutir, tanto en términos morales (sobran explicaciones) como numéricos (1.140.242 votos frente a 333.628). Así, la aplicación estricta del artículo de la cámara que ofrece el PP no puede tratar desigualmente a los que presentan los mismos requisitos reglamentarios ya que, en este caso, no se trata de evaluar los términos morales o democráticos sino el (absurdo) reglamento de la cámara. La Sra. Díez podría tener los mismos escrúpulos sobre el procedimiento ante el fraude de ley cometido por la agregación del diputado de Foro si al final acaba por confirmarse el pase de éste al grupo mixto después de constituido su grupo parlamentario. De todos modos, UPyD debería tener grupo propio por sus propios resultados pero antes de desfondarse en rencillas de politiqueo de pasillo esta formación debería exigir una reforma electoral que no posibilite que, por ejemplo, las fuerzas (en este caso debilidades) políticas de ámbito nacional alternativos al bipartidismo (IU y UPyD o cualquier otro en el futuro, si es que hay un futuro con efectivos comicios) tengan el 12% de los votos y el 5% de los diputados mientras que CIU obtenga los mismos diputados con el 4% de los votos.
Y ya sabemos que la Ley siempre se dictó, interpretó o aplicó de un modo diferente según quien fuera el que debía someterse a ella; es más, cuanto más cerca nos encontremos de los que la dictan, interpretan o aplican menos tendremos que preocuparnos por ella.
Saludos.
"Tratar desigualmente a los desiguales". ¡Qué barbaridad!. La ley ha de ser igual para todos y todos iguales ante la ley; porque la ley no ha de determinar desigualdades de ningún jaez, salvo que nos encontremos en un estado no de derecho, sino de clases, en un estado medieval. Si el TC dio el visto bueno a Amaiur, y Amaiur está en el Parlamento, ha de ser tratado este partido en igualdad con los demás. Lo contrario es arbitrariedad y la arbitrariedad deslegitima el sistema.
"Iguales ante la ley o los sueños de un "fumata". Conozco a un pobre chico que se casó con una minúsvalida, a la que su padre y familia habían abandonado. Y después de hacer de enfermero y mantenerla durante diez años, un día discutieron por que no tenían dinero y ella rechazó un trabajo acorde a sus limitaciones. Y a la mañana siguiente, el trabaja por la noche de vigilante, le esperaba la guardia civil en su casa, su mujer le había denunciado por malos tratos verbales. Después de estar detenido durante setenta horas en los calabozos de la guardia civil, hubo el juicio correspondiente, del que salió inocente. Pero la justicia le reclama las costas y los honorarios de los abogados de su mujer. Total, que al no poder pagar le embargan de la nómina doce mil euros. Y ahora se quedan sin vivienda, por no poder pagar la hipoteca. Esa es la justicia y las leyes que tenemos. Un saludo.
Emilio, no debe cabernos duda de que los comportamientos y las declaraciones en relación con Amaiur -nombre que en el imaginario euskaldún actualmente constructo es algo así como el Alcázar de Toledo, defendido de los asaltantes castellanizados, por los bajonavarros ultra-pirenaicos en el siglo XVI- , tanto del Rey como del PP y el resto de partidos que se han significado han estado cuidadosamente meditadas. Los de los expresamente citados parecen haber estado gobernados por la moderación y la previsión, prescindiendo de lo que impulsivamente sin duda les pedía el cuerpo, y supeditadas a una orientación rigurosa de la aplicación del Estado de Derecho. Yo estoy en eso con ellos. Bien me parece también que Rosa exhiba las diferencias éticas y numerales entre UPyD y Amaiur, pero creo que en su interior ha comprendido y aceptado la decisión al respecto del PP. De su oportunista, por hoy, coalición con Foro, tal vez podamos alentar la esperanza de que además sirva para una acción política reforzada, encaminada a vigorizar la españolidad del PP, que a veces ha manifestado cierta debilidad, ante los atractivos del acceso a la gobernanza de este nuestro País y la de sus Regiones.
Atentamente.
Eso de tratar desigualmente a los desiguales lo dice mucho D. José Raga, pero no lo veo por ningún lado. Dicho lo cual, aquí lo que hay es mucha cobardía y mucha inmadurez por parte del PP... como siempre.
Perdonen que insista, pero creo que el tema es importante y merece algún abundamiento o debate.
La injusticia es el concepto fundamental. Esto es así porque lo justo se define, en la práctica, a partir de lo injusto, es decir, justicia es meramente la revocación de la injusticia. El problema es que a veces nos ponemos estupendos y esencialistas y apelamos a una justicia platónica, que sólo podría existir en mente divina, al alcance de determinados mortales iluminados por una especial conexión con lo absoluto.
Esta confusión de conceptos, justicia como mera negación de lo injusto y justicia como idea esencial, está en el origen de grandes enredos dialécticos. Por ejemplo, el presente. Se aventura que es justicia tratar desigualmente a los desiguales, lo cual sólo tiene algún sentido en la segunda acepción, porque si fuera injusticia tratar igualmente en todos los casos se vaciaría de contenido la sacrosanta idea de “igualdad ante la ley”, es decir, de “ley”, puesto que lo primero es desarrollo tautológico; y eso es una intolerable aberración. La injusticia es tratar desigualmente en algún caso. La ley ha de ser igual para todos, con independencia de lo distintos que seamos, o dejará de ser ley. Tan extraviado es, pongamos por caso, defender las exigencias de la ley en función directa como en función inversa de presuntas naturalezas o culturas proclives a la delincuencia; y, sin embargo, siempre encontraremos un socialismo dispuesto a tomar partido por una de las opciones. Siempre encontraremos un socialismo a favor de la injusticia.
Injusticia es cualquier norma que trate desigualmente en algún caso, porque ello supone inevitablemente el inicio de la coacción. Esto hay que grabarlo a fuego o habrá guerra, tarde o temprano. Ahora bien, si apelamos a “justicia” como idea esencial, si nos arrogamos la condición de dioses, entonces no hay normas que valgan. Ni justo será tratar desigualmente ni igualmente, dependerá de cada particularísimo caso al que apliquemos nuestra omnisciencia. Los padres juegan a ser dioses con respecto a sus hijos y con frecuencia aciertan. Pero hay que ser un gran imbécil para confundir al Estado con un padre.