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Adolfo D. Lozano

Diez métodos para controlar el exceso de azúcar e insulina

Más allá de las reglas de una dieta antiinflamatoria, existen probadas estrategias que, añadidas a nuestra alimentación antiinflamatoria, suman puntos a la hora de controlar nuestros niveles de azúcar o glucosa y, también, de insulina.

Los diabéticos envejecen más rápido que el resto de la población. Y no es de extrañar –dadas nuestras dietas ricas en azúcar y carbohidratos refinados– que la diabetes se haya convertido en los últimos años en una epidemia en Occidente. Esto es, el envejecimiento acelerado es epidémico. Si controlar nuestros niveles de azúcar previene futuros problemas diabéticos, también por tanto combate el envejecimiento. Una dieta antiinflamatoria, centrada en mantener a raya la hiperinsulinemia, hace ambas cosas a la vez. Pero más allá de las reglas de una dieta antiinflamatoria, existen probadas estrategias que, añadidas a nuestra alimentación antiinflamatoria, suman puntos a la hora de controlar nuestros niveles de azúcar o glucosa y, también, de insulina.

Vinagre: Las personas que acompañan el consumo de carbohidratos junto con vinagre generan una respuesta mucho más moderada de glucosa e insulina. Lo cual parece también cierto para personas que padecen complicaciones diabéticas. Mi elección en este caso es el vinagre de manzana.

Cromo: Como he mencionado en otras ocasiones, éste es un mineral crítico para el metabolismo. Los niveles bajos de cromo están relacionados con exceso de azúcar y triglicéridos en sangre.

Canela: Es tan potente que algunos diabéticos pueden ver modificada su necesidad de medicación consumiendo habitualmente canela. El propio Departamento de Agricultura de EEUU reconoce que la canela puede hacer hasta 20 veces más eficiente el metabolismo de la glucosa.

Empezar las comidas con la proteína: La proteína estimula el glucagón (la otra hormona del par insulina-glucagón), y aunque es cierto que ésta aumenta los niveles de glucosa, también contribuye a que la insulina no se desmande.

No olvidar tu grasa en las comidas: La grasa es un macronutriente fundamental. Además, ralentiza la entrada en sangre de carbohidratos en forma de glucosa. Un motivo más para no olvidarte de ella.

Fibra: Mientras la grasa puede ralentizar, la fibra puede incluso frenar y bloquear cierta entrada de carbohidratos en sangre en forma de glucosa. Una dieta antiinflamatoria contiene naturalmente la mejor fibra, la soluble contenida en vegetales.

Ácido alfa lipoico: Es difícil resumir las ingentes propiedades de este compuesto que van desde antioxidantes hasta anticancerígenas, mejora del endotelio de los vasos sanguíneos o del aspecto cutáneo. Sus efectos antidiabéticos, asimismo, están profusamente contrastados. Puede mejorar la sensibilidad a la insulina en diabéticos con sobrepeso tras 4 semanas de suplementación.

Ejercicio: Baste decir que durante el ejercicio, el cuerpo es más sensible a la insulina. Es por lo que los pacientes diabéticos deben controlar más de cerca sus niveles de glucosa cuando realizan ejercicio. Y por lo que la hipoglucemia es un efecto habitual asociado al ejercicio intenso. Aunque esto suele referirse al ejercicio aeróbico, no debe subestimarse el poder del ejercicio muscular. Éste puede mejorar, de manera independiente a la insulina, el transporte de la glucosa.

Café: Su poder no se encuentra principalmente, como muchos pueden creer, en la cafeína –ya que además la cafeína en concreto puede estimular más que controlar la insulina–, sino en su ácido clorogénico. Y es que éste puede inhibir una enzima esencial para que el hígado produzca glucosa o la dirija a la sangre. Los muchos estudios contradictorios sobre el café se han producido probablemente porque muchos cafés no contienen apenas ácido clorogénico.

Restringe tus carbohidratos: ¿No lo he mencionado? Obviamente, porque es evidente.

Las reglas básicas de una dieta antiinflamatoria son las ruedas de tu bicicleta. Estrategias como éstas son los radios que añades a tus ruedas para hacerlas más resistentes frente a las adversidades –la avalancha de aceites industriales y carbohidratos que afuera te espera, el sedentarismo o tu mala genética–. El objetivo, como siempre, recorrer el máximo de kilómetros –tu longevidad– en el mejor estado posible –tu longevidad saludable–.

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