¿Verdad o mentira? Las imágenes que muestran a un par de iraníes con un avión espía no tripulado norteamericano, supuestamente derribado, sólo desatan más interrogantes sobre la veracidad del hecho. Para empezar, nadie entiende cómo el UAV está en tan perfecto estado después de ser abatido. A no ser que sea una maqueta. Ante las sospechas de fraude, Teherán se ha apresurado a decir que lo que llevaron a cabo fue un ciberataque contra su sistema eléctrico. ¿Es eso posible?
Desde el Pentágono han negado que uno de sus drones haya sido derribado por fuego hostil, mientras que desde Afganistán la ISAF confirmó que la semana anterior perdieron un vehículo no tripulado en la frontera oeste del país. En ese caso, sería la primera vez que un drone cae en manos enemigas, y eso que han estado omnipresentes en Irak y Afganistán. Llegados hasta este punto la cuestión es si la supuesta captura del UAV puede ser una amenaza a la seguridad nacional de EEUU.
El UAV al que se refieren los iraníes podrían ser un RQ-170 Sentinel, o "Bestia de Kandahar", un modelo más avanzado que el Reaper, al que estamos más familiarizados. Sus proezas tecnológicas y sus capacidades de inteligencia no son conocidas por el gran público, pero con toda seguridad son altamente sofisticadas. Poniéndonos en el peor de los casos, es decir, que Irán tenga en sus manos el RQ-170 equipado con tecnología puntera ¿son los iraníes capaces de desentrañar fácilmente los misterios tecnológicos del Sentinel? Aunque se han sofisticado en los últimos años, los expertos aseguran que tecnológicamente no están al nivel de los chinos, pero sería cuestión de llevar el UAV a Pekín o, por qué no, a Pyongyang para que le echaran un ojo. Y sin necesidad de deconstruir el aparato para buscar en sus entrañas, simplemente la propia forma del aparato –diseñado para penetrar en las defensas aéreas de forma más fácil que los Reaper o Predator– y su revestimiento pueden ser estudiados y utilizados.
Hasta que se resuelva el misterio –si alguna vez lo llegamos a saber– nadie duda de que éste sea el año de los drones. Arabia Saudí, Egipto, y Omán animan el mercado de las aeronaves no tripuladas en Oriente Medio, mientras que India y Malasia hacen lo propio en Asia. El futuro más inmediato habla de micro-drones y mini-drones, transportados por soldados, por tanques o plataformas marítimas; para utilizarlos en intervenciones militares, pero también en la prevención de catástrofes naturales o en el control de las fronteras para frenar la inmigración ilegal o el tráfico de drogas. Rusia y China ya han estrenado sus propios prototipos, y los norteamericanos entrenan ya a más pilotos para operaciones con drones que para cazas de combate.
Los drones han dado lugar a una nueva carrera armamentística sin saber aún muy bien dónde nos llevará. Lo que parece claro es que la supuesta captura del UAV por parte de los iraníes tampoco va a ser el fin del mundo.