"... no tiene muchas más opciones que las de aferrare a los privilegios del Congreso y esperar a que escampe".
Tal como están los ánimos de la ciudadanía (y cómo previsiblemente se van a deteriorar en los próximos meses), creo que no es una actitud prudente "esperar a que escampe". Esos "enjuagues" pudieron pasar en tiempos de bonanza, pero no ahora. Los daños son muchos, gravísimos y en agravación; si el nuevo gobierno no hace nada para que se imparta justicia de forma ejemplar, de manera que hasta el último ciudadano quede impresionado, la situación puede deteriorarse hasta extremos muy peligrosos.
Cierto es que estamos lejos de una "primavera árabe", pero si el Estado de Derecho no demuestra su resolución y poder de forma aplastante, la situación puede deteriorarse a una velocidad y hasta extremos que no podemos ni nos atrevemos a sospechar.
A todos los que medran de esa guisa les llega su San Martin, el no es menos.
No suelo alegrarme del mal ajeno, pero la verdad, es una satisfacción que a quien ha hecho tanto daño calumniando y difamando a los demás, lo hayan cogido con las manos en la masa. Que lo pague.