Jugador de chica, perdedor de mus. Esa es, según la socarrona sabiduría de Pepe Bono, la máxima que tendría que tener en cuenta el PSOE. Y, sin embargo, Carme Chacón parece que es precisamente eso lo que va a proponer al 38 Congreso del PSOE, pasar a la grande y jugar a la chica. Bono cree lo contrario, que no hay que apostar a la chica, sino a la grande. Dice que la grande es España, pero quia, la grande es él. Lo que pasa es que le parece feo ser él quien lo diga.
Total, que de momento en el PSOE tienen tres jugadores para elegir, el recordman Rubalcaba, que, ya que no pudo en su juventud superar el de los 100 metros lisos, se ha resarcido batiendo el de menos diputados logrados en unas generales por su formación; la jugadora de chica, que alega el éxito de que su partido haya perdido con ella por primera vez en Cataluña; y el ínclito Bono, la grande por la que hay que apostar, que aporta la ventaja de no ser diputado y no poder, si es elegido, hacer oposición en la cámara baja. Un musolari, por mantenerse en este ámbito metafórico del naipe, tan caro al socialista salobreño, diría que no saben ni tenerlas.
Como no les basta el papelón de poner sobre el tapete a tan flojos aspirantes, el cadáver de Zapatero quiere intervenir de algún modo en la partida. Con él no podría ser de mus, sino de bridge, para que pudiera hacer de muerto.
Todavía más divertidos resultan los barones, todos ellos tronados, que andan buscando qué jugador les conviene que gane la partida o cuál tiene mayores posibilidades de ganarla. Se trata de que quien finalmente gane la apuesta les deje seguir repartiendo cartas entre los escombros a los que han dejado reducidos sus respectivos garitos. El más cómico de todos ha resultado ser Tomás Gómez que, como ningún candidato lo quiere ni para hacerle la pelota, ha exigido que la partida se juegue por el sistema de primarias y se ha quedado más solo que la una. La verdad es que al hombre se le ha puesto cara de no caérsele de las manos la jugada de Perete, cuatro, cinco, seis y siete. Y claro, así no hay quien envide a nada.
Tampoco está mal lo de Fernández-Vara, que se pasó de Alianza Popular al PSOE para medrar en una región donde parecía que jamás ganaría la derecha y va y, cuando por fin le toca disfrutar de cargos y prebendas, ocurre lo que nadie creyó que ocurriría, que el PP gana en Extremadura y Vara se queda zapatero. Ahora, como cree que quien ganará el órdago del congreso será Rubalcaba, se ha puesto a hacerle la pelota diciendo que hace una excelente valoración del trabajo del candidato. Hasta en el halago han perdido el sentido de la proporción. Lo dicho, ni tenerlas saben.