El mal siempre acecha, es ley de vida. Y nada lo podrá erradicar, pues existe una irrefrenable tendencia hacia él.
Por tanto, el riesgo denunciado en "Pop Corn" persiste, y a mi juicio, cada vez más ese "escenario" sólo imaginado es decir, intuído, será el habitual o previsible en múltiples facetas de la actividad humana. En cualquier caso, no hay que engañarse al irse a dormir pensando vanamente que ha sido conjurado sin más por "el mercado".
El mercado es un simple mecanismo de asignación de bienes que se adapta como un guante a la condición humana para lograr beneficiar a casi todos aun en condiciones teóricas de ausencia de bondad.
Conviene recordar que lo que movió a Smith no por casualidad fue la búsqueda de una teoría de los sentimientos morales y aquí los hallazgos de la biología, o las modernas ciencias conductuales tienen mucho que decirnos y la economía o el mercado, nada.
Y esta nueva confusión de planos no mejora las cosas, me temo.
Siento discrepar con el articulista pero no fueron los anunciantes quienes espontáneamente (como parece desprenderse del texto) presionaron a T5 sino un grupo de televidentes que comunicaron a los anunciantes que no comprarían sus productos y harían boicot contra ellos si no retiraban sus anuncios. Efectivamente, se trata del mercado pero, más concretamente, del poder del consumidor, en definitiva, del poder del ciudadano, de la sociedad civil. Que cunda el ejemplo....
Por lo demás, todo el "enfrentamiento" y su resolución ni siquiera tangencialmente plantea los graves dilemas que se pretenden.
Analicemos la secuencia de hechos:
1_T5 apuesta y gana con la entrevista, share mediante.
La madre del cuco se lo lleva crudo.
2_Empieza una campaña de protesta en los televidentes dirigida a los anunciantes
3_La "marca de embutidos" entre otras contraataca con rapidez para desvincular su imagen en términos de marketing y anuncia que se retira.
4_Un torpe Jordi Gonzalez, que no es más tonto porque no madruga, en vez de callar y templar gaitas denuncia en twitter no se qué conspiración.
5_La conspiración en cuestión que obvio es no sólo que existe, sino que legítimamente se estaba planteando una forma urgente de desvincularse en términos de imagen de una campaña tan poco deseable, encuentra la salida más airosa en retirar su publicidad y lo hace de inmediato y agradecidos a Jordi, añado casi sin dudar.
6_Un aún más torpe Jordi González la emprende entonces con la libertad de expresión y patatín y patatán, cuándo nadie le ha impedido ejercerla por cierto, pues lo que motiva las quejas son las consecuencias o costes del modo en que se ha ejercitado, concepto éste que el periodista ni por un momento ha dado muestras de entender
7_Como no podía ser de otra forma pierde Jordi por ceporro, y por arrogante, ya que nunca creyó que su función más importante era precisamente vender embutidos.
En síntesis, hemos asistido a una campaña de marketing en toda regla donde el que no retirara la publicidad corría el riesgo de ser señalado nada más y nada menos que como presunto pagador de la madre del Cuco.
El hecho moral, a saber, el que la madre del cuco se lo llevara crudo por su entrevista en el programa ha sido el único hecho consumado que como tal ha resultado sin posibilidad de marcha atrás, rectificación o modificación alguna en toda esta historia.
En conclusión: el mercado, simplemente es ineficiente en términos morales asignando castigos o privando de premios.
Que es eficiente en términos ecónomicos, no lo discutiré nunca, pero no es ese el asunto.
Si vamos a reducir la moralidad a campañas de marketing períodicas me callo. Y me pido ser padre del próximo "cuco"