Sus siete diputados llegan como beneficiarios del terror y, lo que más viene al caso, del terror contra el adversario político. Hasta la geografía del voto lo revela. Guipúzcoa no es por azar la plaza fuerte de Amaiur y Bildu.
Cristina Losada
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Senex dijo el día 24 de Noviembre de 2011 a las 11:47:
Admirada Cristina, me temo que estoy incluido entre que pensaban "que no se les podía (a los de Amaiur) dejar sin derecho al voto, aunque no por las inquietudes de los "santurrones" que precisa en su artículo. Las mías son otras: No está demostrado, sino lo contrario, que la ilegitimación de los partidos antecedentes y precursores de Bildu y Amaiur conduzca a la reducción de la malquerencia de tantos vascos a los otros españoles. Para mí, lo único que sería importante. Que los buenos españoles desconozcamos la magnitud del problema euskaldun, y nos comportemos como los avestruces ante los leones, tampoco ayuda a que, bien concienciados, vayamos adoptando las actitudes oportunas. Otra cosa es lo que puede permitirseles en el ejercicio de la autoridad pública a la que por las urnas se haya accedido. Ahí está la Ley de Partidos, o la que haga falta. La pelota está en el tejado de nuestras instituciones gubernativas y judiciales y no en ningún otro. Me pregunto: ¿No existe el juramento -promesa solemne- previo al acceso a cualquier cargo o representación pública?. ¿Se puede aplicar el delito de perjurio?.
Con afecto
Admirada Cristina, me temo que estoy incluido entre que pensaban "que no se les podía (a los de Amaiur) dejar sin derecho al voto, aunque no por las inquietudes de los "santurrones" que precisa en su artículo. Las mías son otras: No está demostrado, sino lo contrario, que la ilegitimación de los partidos antecedentes y precursores de Bildu y Amaiur conduzca a la reducción de la malquerencia de tantos vascos a los otros españoles. Para mí, lo único que sería importante. Que los buenos españoles desconozcamos la magnitud del problema euskaldun, y nos comportemos como los avestruces ante los leones, tampoco ayuda a que, bien concienciados, vayamos adoptando las actitudes oportunas. Otra cosa es lo que puede permitirseles en el ejercicio de la autoridad pública a la que por las urnas se haya accedido. Ahí está la Ley de Partidos, o la que haga falta. La pelota está en el tejado de nuestras instituciones gubernativas y judiciales y no en ningún otro. Me pregunto: ¿No existe el juramento -promesa solemne- previo al acceso a cualquier cargo o representación pública?. ¿Se puede aplicar el delito de perjurio?.
Con afecto