La crisis económica y política de Europa determina el presente de España. Estas elecciones son muy especiales, entre otros motivos porque es la primera vez en nuestra historia reciente que puede pasar cualquier cosa en la UE con inmediatas, y quizás funestas, consecuencias para España. Hagamos votos para que no pase nada decisivo esta semana. En todo caso, por fortuna, parece imposible que el PP no obtenga la mayoría absoluta el próximo domingo.
El PP tendrá la oportunidad de gobernar en serio, es decir, de replantearse España como país con esa mayoría absoluta como fundamento de su gobierno; más aún, el Ejecutivo presidido por Rajoy no podrá romanear ni tener dudas sobre asuntos fundamentales. De entrada, en el mitin del sábado en Zaragoza, Rajoy ya ha dicho algo clave para nuestro futuro político: no sólo cree firmemente en la democracia, sino que considera que los gobernantes del PP están perfectamente preparados para afrontar la crisis económica. Ha negado directamente que entremos en la época de los tecnócratas; al contrario, es el momento de los buenos políticos.
Me congratulo de que Rajoy haya dejado clara su opción por la política, su apuesta por decisiones serias y contundentes que vendrá avalada por millones de votos; son relevantes y valientes estas declaraciones, especialmente si observamos que muchas opciones políticas ya se han entregado al designio inescrutable de los mercados, o peor, a una casta de sabihondos que creen saber cómo atemperar los daños de la crisis sobre los más desfavorecidos. Esas palabras de Rajoy son, en mi opinión, algo más que un brindis al sol. Significan que estamos ante un dirigente que cree en la política y, sobre todo, es consciente de que los tecnócratas están tan implicados en esta crisis como los políticos; a unos y a otros, seguramente, les ha faltado coherencia e inteligencia.
En efecto, en las últimas décadas resulta difícil imaginar una decisión política que no esté avalada por un "cabeza de huevo" al servicio de las instituciones europeas. ¿Cree alguien que los políticos europeos han tomado decisiones sin contar con la opinión de los expertos, burócratas y tecnócratas de la UE? No creo que haya nadie tan ingenuo que imagine a un político europeo sin mil asesores económicos. ¡Si alguien duda de mis palabras, pregunten a Zapatero! Es tiempo de políticos, sí, de gente experimentada en la vida pública, que tengan alguna trayectoria en la capacidad de gestionar bienes escasos, es decir, que tengan conocimientos y, naturalmente, que no carezcan de la capacidad de expresión para comunicar las decisiones múltiples e inmediatas que han de tomarse para salir del atolladero al que nos han conducido los socialistas.
Es época, pues, de políticos que no sólo se sitúen al margen del "agitprop", sino que también sean severamente críticos con los "tecnócratas" de salón.