Es larga la lista de materias que Mariano Rajoy y Alfredo Pérez no abordaron en el aburrido encuentro que mantuvieron el pasado lunes. Entre ésas y cuantas rozaron de pasada, demasiadas. Hay quien dice que el uno lo hacía por táctica electoral –ojalá– y el otro porque le queda poco que añadir a su prodigioso paso por varios gobiernos socialistas. Nos limitaremos a formular sólo tres preguntas dirigidas al Sr. Rajoy, que es quien está en condiciones de cambiar algo, aunque, por descontado, no esperamos respuesta alguna.
¿Qué medidas concretas adoptará su gobierno si el Parlamento vasco –como es previsible– lanza una declaración unilateral de independencia y el catalán hace otro tanto, a la vista del éxito del primero, en caso de que a los separatistas no más se les conteste con tiernas razones y dolidos pucheros y –eso sí: santo remedio– con una audaz propuesta de formar una comisión con todos los Premios Extraordinarios egresados de las Facultades de Derecho, Masters en Harvard y Profesores Visitantes en Oxford, para estudiar con serenidad ejemplar (nada en caliente) si debemos empezar a considerar la posibilidad de enojarnos un poquito? Pero sólo como hipótesis de trabajo –¿eh?–, que aquí somos gente seria y estamos encantados con haber traspasado el punto de "todavía no es el momento" para actuar y haber llegado, felices, a "ya no es el momento" de mover un dedo.
La segunda pregunta concierne al famoso debate: ¿por qué no recordó Ud. –Sr. Rajoy– que él (Alfredo Pérez) es uno de los principales responsables directos de la LOGSE y de la catástrofe educativa? Sí lo dijo, pero es seguro que un setenta u ochenta por ciento de espectadores no relacionó al sublime personaje con el asunto. Por ejemplo, la demanda podría haber sido: "¿Por qué se empeñan, Uds. Socialistas, en conservar a los jóvenes españoles en estado de analfabetismo funcional, desbaratando el orden en los institutos y metiendo en la Universidad hornadas (una tras otra) de muchachos que no saben hacer la "o" con un canuto?
Y por último: ¿qué contestación real y práctica van a dar a los joyeros saqueados (y a veces asesinados); a los padres de Sandra Palo, de Marta del Castillo, de Mari Luz Cortés; a los propietarios del hotel "Madrid" de Madrid; a todos los que hemos soportado a la panda del 15-M ocupando y ensuciando nuestras calles? Y correlativamente –y por no estirarnos–, ¿qué cuentas ante la Justicia piensan exigir a los últimos responsables (es un decir) del Orden Público, por tanta connivencia con los delincuentes? Como es notorio, me estoy refiriendo a Mª Dolores Carrión, Antonio Camacho y Alfredo Pérez, protectores de mangantes. ¿Harán algo o deberemos seguir pensando que "tigre no come a tigre" y que "hoy por ti, mañana por mí"? Y recuerde: con Uds. fueron inmisericordes, al menos hasta donde sabemos.
Un votante desesperado.