El debate sobre el puente de Alcántara se va aclarando, al menos para mí. F. Javier Arias Manzano precisa que hay dos puentes famosos con ese nombre. El primero está en la ciudad de Toledo. Sus orígenes son romanos, pero tiene aditamentos medievales e incluso barrocos. El otro puente es todavía más famoso, está en Cáceres y es estrictamente romano, aunque ha sido restaurado varias veces. Rectifico, pues, si a mí me había parecido que el puente cacereño presenta una traza medieval o renacentista, aunque sea sobre la base de un primitivo diseño romano. Recordemos, por otro lado, que "alcántara" quiere decir "puente" en árabe.
Luis Cáceres nos hace una precisión jurídica que viene bien a los legos. Es la diferencia entre homicidio y asesinato. En los dos casos se mata con intención a un ser humano, pero en el asesinato hay ensañamiento, tortura. Supongo que en la realidad será difícil muchas veces demostrar el ensañamiento. Sin embargo, hay un caso claro: el asesinato de Gadafi. No sé si es un agravante la tortura o la vejación de un moribundo delante de las cámaras de televisión, aunque solo sean las de los teléfonos móviles. Me pregunto cómo es que, ante un caso de asesinato tan flagrante, en España no haya habido protestas de los pacifistas. ¿No nos da vergüenza haber participado en una guerra colonial como la de Libia? ¿Era un mandato de las Naciones Unidas que Gadafi terminara así?
Son varios los corresponsales que insisten en el supuesto "derecho de pernada". Digo supuesto porque sospecho que se trata de una leyenda. Me gustaría que alguien me presentara algún texto legal donde figurara ese derecho del noble a yacer con la esposa de sus vasallos. Si así fuera, yo lo interpretaría más bien como una carga y no como un privilegio. Enrique V. Majúa da una interpretación chusca del derecho de pernada. Se trata del derecho del señor a obtener un jamón o pernil como contribución en especie de la matanza del cerdo que realizan sus vasallos. Me parece aún más inverosímil.
Hug Banyeres precisa que él no es filólogo (como yo decía) sino "filósofo, organista i bibliotecario". Está bien, pero lo de filólogo lo decía yo como una ironía. Tampoco yo soy filólogo, excepto en el sentido literal de amigo de los razonamientos y las palabras. La ironía de don Hug es que me atribuía lo de "la floculación de la eutexia" y, por lo visto, era una broma. La verdad es que piqué, pues traté de averiguar el significado de esos palabros sin llegar a una conclusión clara. Sin embargo, me llega una larga disquisición técnica de Agustín Fuentes en la que se explica que esos términos existen en la Física. Se queja don Hug de que me atribuya para mí mismo la calificación de "culto". No sé si he dicho eso alguna vez. Si culto quiere decir una persona que cultiva el intelecto y se dedica a aprender, pues sí, soy culto. Pero si significa que soy tan pedante como don Hug, entonces no me considero culto.
Me llama mucho la atención que en la vida cultural española andemos siempre a la greña con los calificativos. No veo que tenga mayor importancia adjetivar de una forma u otra a una persona. Creo que damos una interpretación demasiado amplia y juridicista al insulto, la injuria y no digamos la calumnia. De ahí la manía de anteponer "presunto" a cualquiera que parezca no obrar bien. Incluso se oye decir muchas veces "presunto asesinato", por ejemplo, al cometido con Gadafi.