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Pablo Montesinos

Vivir o no en Moncloa

Aznar ya intentó utilizar la residencia oficial sólo como despacho, pero no le dejaron aduciendo que no era seguro

Estimada Ketty,

Mariano no quiere vivir en Moncloa. Que no es lo mismo que no quiera ser presidente de la Nación, solo faltaba. Lo que no quiere es ocupar el palacete presidencial del que aún hoy disfruta la familia Zapatero. A él, y a Viri –su mujer–, les gusta su confortable adosado en Aravaca. Y no lo quieren dejar. Todas las mañanas que su agenda le permite, el jefe se da largas caminatas por los senderos que pueblan la zona. Sus escoltas no se preocupan; la tranquilidad es absoluta, no ha habido ningún problema. A Viri también le gusta el entorno, dicen que le viene como anillo al dedo, y además piensa en sus hijos, Juan y Mariano júnior, para rechazar la mudanza. Vamos, que es un "no" de los de verdad.

Tanto es así que Rajoy se molestó cuando se lo preguntaron esta mañana, en una entrevista radiofónica. Alguien se había ido de la lengua, se consensuó en la caravana popular. Varios segundos tardó en responder, y al final lo hizo de la forma más mariana. Que si sí, que si no, que ya se verá. El problema no es baladí, ni mucho menos. Más bien es un dolor de cabeza de los que no se quitan. La seguridad del presidente es lo primero, y en Moncloa está salvaguardada. Pero, ¿y en otro sitio? José María Aznar ya intentó utilizar la residencia oficial sólo como despacho, pero no le dejaron aduciendo que no era seguro. La banda terrorista ETA estaba más activa que nunca.

En el PP recuerdan que la mayoría de jefes autonómicos no viven donde el protocolo les manda, y recorriendo aún más kilómetros se marchan al ejemplo alemán para destacar que Ángela Merkel sigue viviendo en su discreto apartamento. Dicho lo cual, las reservas se multiplican hasta en la propia casa popular. Un presidente fuera de Moncloa supone llevar su seguridad allá donde esté. "Que se olviden los vecinos de Rajoy de volver a utilizar los móviles", se ironizaba en el avión que nos trasladó de Barcelona a Madrid, para acabar en Toledo. "Más guardias civiles que vecinos", coincidíamos.

Y tras todo esto que te cuento te preguntarás, ¿y de las ideas, y de las medidas y de la campaña? Pues nada de nada, aquí seguimos en el día después, en el veintiuno de noviembre. Ya te decía ayer: la campaña sobra. Por dejar la alfombra de casa y volver al ruedo político te diré lo que por otra parte ya sabes; que el CIS ha sido tan demoledor que a algunos sólo les faltó levitar. Y eso que hay teorías para todos los gustos. Algunos piensan que es una estrategia de Ferraz y el Gobierno para reactivar al votante dormido socialista, otros que siguen sin dar el dato real, que el PP se acerca a los 200 escaños.

Y no es por malmeter pero en los cuadros del partido ha dado risa el inicio de campaña del PSOE: "Quince minutos de acto" con un líder, Rubalcaba, "noqueado". "Hasta me da pena", afirmaba con media sonrisa un miembro del aparato de toda la vida. Nosotros sí que hemos tenido un mitin de siempre, y ha sido en una Toledo más popular que nunca. Ya me despido, no sin un último guiño. Mucho se habla en el PP de nuestra correspondencia. Algunos, como Santiago Cervera, incluso la han elogiado en Twitter. En Génova no pierden detalle. Ya te daré más detalles... ¡buen fin de semana!

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