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Guillermo Dupuy

Propaganda etarra a cargo del contribuyente

Por mucho que cobren los asistentes a la "Conferencia Internacional", supongo que los proetarras de Bildu no les regatearán un solo euro del contribuyente viendo el excelente servicio propagandístico que han prestado a la hoja de ruta etarra.

Dicen que el vividor de Brian Currin no cobra menos de 500 euros diarios por su trabajo de "mediador". Claro que, según dicen, el golfo de Kofi Annan no participa en este tipo de actos por menos de un millón de euros. Imagino que el caradura del ex primer ministro Irlandes, Bertie Ahern, también cobrará un buen pico, así como el resto de miembros de las fundaciones extranjeras firmantes de la repugnante Declaración de Bruselas -impulsada y respaldada públicamente por la organización terrorista ETA-, que también han acudido ahora a San Sebastián.

Sea como fuere, y al margen de lo que también pueda suponer el coste de alojamiento y pensión completa de los participantes de la autoproclamada "Conferencia Internacional para la resolución del conflicto en Euskal Herria", supongo que los proetarras de Bildu no les regatearán un solo euro del contribuyente viendo el excelente servicio propagandístico que han prestado a la hoja de ruta que ETA ha marcado para lo que –no sólo los terroristas- llaman el "fin de la confrontación armada" y la "resolución del conflicto en Euskal Herria".

Ciertamente, lograr que todos estos personajes de la escena internacional colaboren en la "internacionalización del conflicto" que siempre ha demandado ETA tiene su precio; como lo tiene también el que se refieran a la lacra terrorista como "conflicto" o "confrontación armada". También los participantes y firmantes del documento hacen un buen trabajo a ETA y sus voceros de Bildu a la hora de ofender a las víctimas, no sólo calificando de "actividad armada" a los crímenes de ETA, sino también negándose a hacer mención al derecho que deben tener las víctimas a la Justicia, a que sus verdugos cumplan íntegramente sus penas y que sean apresados los que siguen en libertad. Por el contrario, lo que les piden estos golfos a las víctimas de ETA es que se "reconcilien" con sus verdugos, mientras reclaman a los gobiernos de España y de Francia que, lejos de apresar a los terroristas que continúan prófugos, inicien "conversaciones" con ellos para tratar lo que eufemísticamente llaman "consecuencias del conflicto", que no es otra cosa que la impunidad.

Tampoco se olvidan los firmantes y participantes de la Conferencia Internacional de atender otra exigencia hecha pública por los terroristas de que el "proceso abra las puertas a Euskal Herria, a la palabra y a la decisión de la ciudadanía". Y es que esta referencia etarra a lo que no es otra cosa que el mal llamado "derecho a la autodeterminación", también es atendida, aunque sea de forma aun más eufemística, por los firmantes del repugnante documento cuando "sugieren" que "los representantes políticos se reúnan con los agentes no violentos para discutir cuestiones políticas, así como otras relacionadas con el respeto, con consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a una nueva era sin conflicto".

Se supone que la nuestra es una democracia en la que se consulta a la ciudadanía, cada cuatro años y desde hace décadas; también se supone que lo que va a contribuir a una nueva era sin conflicto es el "cese definitivo de la actividad armada"; sin embargo, también en esto los firmantes del documento son fieles a las directrices de ETA a la hora de denigrar nuestra democracia y a la hora condicionar "el cese definitivo de la lucha armada" a la consecución de aquello por lo que los etarras han matado y tratado siempre de "negociar" con los gobiernos español y francés.

Lo que es evidente es que los proetarras, los separatistas y los golfos de la escena internacional que les han servido de coartada no han hecho más que pedir a ETA lo que ETA les había exigido que le pidan. ETA, no sólo ahora, sino ya en Estella manifestó públicamente su disposición abandonar definitivamente su "lucha armada" si era sobre la base de admitir que la suya, lejos de ser una actividad criminal, era una "confrontación armada" surgida por un "conflicto" para cuya resolución los gobiernos de Francia y España estaban obligados a negociar. Es lo mismo que dicen ahora, es lo mismo que dicen los participantes de esta ofensiva "Conferencia de Paz".

Los firmantes de este documento que compartan los fines de ETA o que busquen rédito electoral con una falsa paz, pueden ya darse por pagados. Pero el resto que pasen por caja. Se lo han ganado.

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