creo que los que nos sentimos simple y llanamente españoles somos una inmensa mayoría, pero por motivos diversos estamos sin representación, sin voz, cosa que aprovechan espléndidamente las minorías para no parecer la poca cosa que son.
España está llena de españoles acomplejados que esperan una voz que les ponga de pie con dignidad. Y espero que esa voz sea la de un patriota.
Pero señor García, ¿por qué lo lía tanto? El mundo se divide en naciones, es imposible que una nación contenga otras naciones, España es una nación y se acabó, punto pelota. Lo que dice nuestra Constitución, a la que habría que quitar esa referencia estupida a las "nacionalidades", que lo confunde todo. Con que el PSOE aceptara esto, nos podriamos dar con un canto en los dientes. Que Rubalcaba se pasee por Cataluña, proclamando la soberanía de su parlamento sobre la Constitución nos advierte de lo peor, que siguen en las mismas, y lo que viene es aún peor: Chacón, Tomás Gómez, etc. Escúcheles como dicen miles de veces "estepaís", antes revientan que decir España.
El problema, Pablo, es el puto complejo que han logrado insuflar los pueblerinistas en la parte de la sociedad española más débil e ignorante.
Lo terrible es que muchas veces, cuando tratamos de pensar una fórmula que nos vuelva a reunir, llegamos a la conclusión, como la de hoy del amigo José, de que debemos renunciar a lo nuestro, a lo que somos, para que una caterva de gilipollas manipulados se sientan a gusto y dejen de tocar los cojones.
Yo creo que ya hemos renunciado demasiado. Nosotros a lo nuestro y que empiecen a espabilar los otros.
No tengo por costumbre y muchos menos por prurito disentir de don Pepe, pero hoy, día de exaltación nacional genuino, aunque nadie se atreva a decirlo así, no me sirve una España posibilista como la que nos propone.
España es.
Y se puede amar o despreciar.
Yo estoy entre los que la aman, con sus defectos y también con sus maravillosas e interesadamente olvidadas virtudes. Y no necesito que inventen una historia para hacérmela digerible, ni que me propongan fórmulas viables para que los que odian a España genéticamente se sientan cómodos entre nosotros.
Si no nos quieren: allá ellos.
Si de lo que hablas es de unas capitulaciones para que podamos vivir administrativamente juntos y lograr cierta normalidad que nos permita transitar hacia el futuro con las mismas fuerzas que nuestros vecinos, en lugar de seguir peleando entre nosotros, bienvenida sea tu propuesta, pero yo no la necesito para sentir España.
La necesitan ellos.
Si queremos atraer voluntades debemos construir una España fuerte, rica, dinámica, moderna, abierta y fardona y que sean los otros los que se esfuercen por ser aceptados en ella. No dudes ni un segundo en que se arrastrarán para decir que ellos siempre han sido muy españoles; más que ningún otro, les oiremos decir, pero primero, como dice Cuesta, hay que “levantar España”.
El primer pasito: el próximo 20 de noviembre.
Y los juegos florales para cuando alcancemos la bonanza, si es que aún estamos a tiempo de alcanzarla.
¿Cuál es el problema del casticismo identitario que remite a una iconografía folclórica y sentimental?
Ese comentario suyo también huele a alcanfor.
Pepe, muy bueno eso de MICRONACIONALISTAS.
Es que lo son y no se dan cuenta.
Sólo les salva el bodrio de la Ley Electoral que tenemos.
Si no fuera por eso, no pintarían nada y tendrian menos
porvenir que un submarino debajo de un grifo.
Como les ocurre a todos los partidos o grupos
secesionistas de Europa que son la nada de la nada.
Pero los diferentes Gobiernos de España erre que erre
dándoles vidilla y encima se te mean encima y dicen
que está lloviendo.
Todo esto está muy bien, pero creo que la cosa es quizá más simple. No creo que sea una cuestión de armarse ideológicamente, aunque tampoco esté de más. Es una cuestión de meterse en el barrizal del rifirrafe étnico promovido por el catalanismo prosfranquista (España nos roba, los andaluces se pasan el día en el bar con el dinero de los catalanes, el castellano es cosa de gente de segunda clase) y demostrar que los que no comulgamos con esas ideas tampoco nos chupamos el dedo. La orientación del voto (como tristemente hemos ido descubriendo en estos años de democracia) tiene mucho que ver con la apelación a las visceras (aunque se haga con ingenio, como sabe hacer el catalanismo), y mucha gente se acaba apuntando al bando de los que chillan más. Es así de triste. Pero uno no puede ir a un partido de futbol americano vestido de jugador de water-polo
Nada une tanto como una buena guerra.Necesitamos un enemigo común.
Mire, don José García Domínguez, como ya lo insinúa pabloj#, su propia argumentación, renunciando a la tradición histórica de la patria o nación española (como prefiera), es también la clásica o habitual justificación de la izquierda moderada para distinguirse, pero sólo un poquito, de la otra, la que ud. dice que sufre ataques epilépticos cuando ve la bandera bicolor de Carlos III u oye un himno aceptado por la gran mayoría de los españoles (excepto los separatistas y demás partidos del extinto Frente Popular del 36). Con ese "código" patriótico o español, como prefiera, se identifican los deportistas que triunfan y en general los españoles que están fuera de España, por viaje o por trabajo (se excluye a los huídos).
Su propuesta final, la de situarse entre unos y otros, con renuncia expresa a lo que ud. llama "patriotismo de alcanfor" (se puede comprender por su pasado político e ideológico), es lo que se llama coloquialmente "rizar el rizo", para quedar bien con los "hunos" y con los "hotros" como dijo D. Miguel de Unamuno, creo. Mire, en estos tiempos, "tan malos para la lírica" como dijo aquél, no caben zarandajas. Está en juego el futuro de nuestro país, y ud. lo sabe bien desde Cataluña (desde donde muchos nos tuvimos que venir al corazón de España). Si no construimos patria constitucional, como ud. dice, y también sobre nuestra Historia y nuestro pasado, lo perderemos todo frente a los que deconstruyen, y entonces "el último, que apague la luz".