A HGE le recomendaría que repasara la historia de los "inventos" de Jobs. El ratón, los sistemas operativos gráficos, los reproductores de música digitales, los teléfonos móviles con pantalla táctil, las tabletas... todo eso existía antes de Jobs (casi falta por poner "antes de Cristo"). Lo que hizo él, que no es poco, es proporcionarle una experiencia de usuario cercana y amigable, junto con campañas de marketing genialmente concebidas. Dio un paso, esa mejora de experiencia de usuario, que de todas formas el mercado habría dado como parte de su evolución natural, pero que él fue capaz de ver antes que nadie. No desmerezco la labor de Jobs, pero de ahí que el mundo sería distinto sin Jobs... antes diría que el mundo sí habría sido distinto sin Gates, Bill Gates, cuyos "inventos" (que tampoco son suyos) están en el 90% de ordenadores, o más, del mundo.
Iba a restregar en los morros de cierto articulista la realidad de la saga Fundación de Asimov, la figura de El Mulo y un poco de realidad, pero veo que otros se me han adelantado.
Es curioso, pero creo que una de las cosas que caracteriza a Jobs es precisamente el conseguir que todo el mundo perciba las cosas justo al revés de como son.
Así, Chinchetru interpreta la obra de Asimov justo al revés de como es. Por su parte, Manuel Llamas considera a Jobs "ferviente defensor de la creatividad humana, la esencia misma de la economía de mercado", incluso llamándole "libertario", como si fabricar jaulas doradas donde todo el mundo puede cómodamente prescindir de su derecho a decidir lo que quiere hacer con lo que compra fuese un paroxismo de libertad.
En fin, cada cual con su visión de las cosas, aunque a menudo esas visiones tengan más de prejuicio, dogma e ignorancia que de realidad fundada.
Un saludo.
El señor Chinchetru ha olvidado el Ciclo de la Fundación, o no la leyó con atención. Realmente el mensaje de Asimov es exactamente el contrario: la suma de las libres acciones de todos los individuos pueden estimarse, pero nunca predecirse exactamente. Debe repasar "Fundación e Imperio".
...también la ley de la gravedad de Newton ha sido cuestionada, si no directamente refutada por Einstein y su teoría de la relatividad, que tampoco es LA VERDAD, porque me parece que es imposible alcanzarla de manera exacta cuando hablamos de las leyes que rigen el universo (que como las matemáticas, nos sirven a los humanos para interpretar coordenadas, realizar cálculos y tratar de establecer parámetros regulares para obtener previsiones fiables... que cuanto más sabemos van quedando obsoletas).
Ésta puede ser una razón más para "la tristeza del pensamiento" de que habla Steiner, pero por otra parte es "ley de vida" humana y además le añade emoción al asunto. Y sobre todo permite a algunos pocos, interesados en ello, saciar su ansia de conocimiento cuando comprenden que siempre habrá más por conocer a partir del punto en el que ellos lo han dejado (como si fuera una especie de maldición de la Ciencia).
Ahora bien, Steve Jobs en muy grande. Y eso de que no ha inventado... también existía el cepillo para fregar antes de que llegara aquél y le pusiera un palo en el extremo para inventar la fregona que hoy día se usa en millones de hogares en el globo. Si no es esto inventar, por lo menos es innovar, y eso es a fin de cuentas lo que nos hace avanzar. También existía la rueda, pero luego llegó un listo y le puso un palo de eje a dos ruedas y encima le colocó un tablón para poder permanecer sentado mientras otro le tiraba del carro con una cuerda.
Ese es el motivo principal por el cual el intervencionismo castra a la sociedad que lo practica: la innovación no se puede predecir. Quien regula está castrando a quienes en la sociedad tienen mentes creativas, bloqueando con ello avances y progreso.
Los emprendedores, las mentes creativas, las empresas más innovadoras, los capitales más emprendedores se irán a lugares con mayor libertad económica. Los que creen en lo contrario solo tienen un recurso intervencionista final: telón de acero con muro de Berlín incluido.
Quizás sea la primera vez, pero estoy en total desacuerdo con el articulista. Steve Jobs no cambió "el curso de la historia" ni nada parecido: todo lo que "inventó" ya estaba inventado (precisamente por grandes corporaciones). Lo que él hizo fue darle una visión y un estilo a esos inventos de otros, sobre todo en cuestión de usabilidad y, algo menos, accesibilidad. Si él no hubiera existido, hoy no existiría Apple, pero sí otra marca, o marcas, que habrían sacado productos similares. Sería como decir que si no fuera por los Reyes Católicos, no se habría liberado a España de la invasión musulmana, algo por lo que la sociedad de entonces clamaba.
Los individuos que más han influido en la historia y en la sociedad han sido siempre, de una u otra forma, en vida o post mórtem, líderes de una secta. Así como el tal Jobs.
Como dijera el gran Marx (Groucho, claro), yo nunca pertenecería a una secta que me aceptara como miembro.
¿Desde cuándo un titular llamativo debe prevalecer sobre la información? ¿Y desde cuándo los periodistas de LD han perdido el tino para interpretar correctamente las novelas?
La psicohistoria es una especie de econometría, esto es, un intento de definir las variables principales que explican el comportamiento de las personas y ponerlas en relación para tratar de hacer predicciones. El problema es que en las ciencias sociales no podemos simplificar las fórmulas como si tratáramos con elementos físicos: intervienen muchísimas más variables que las necesarias para definir, por ejemplo, la velocidad, ya que tratamos precisamente con seres humanos, algo bastante más complejo que los átomos de carbono, por decir algo.
Assimov, que no confundió la velocidad con los tocinos, conocía muy bien el problema y por tanto al definir las bases de lo que pudiera llegar a ser la psicohistoria dejó claro que para que las fórmulas resultaran fiables debían tratar con un número muy amplio de personas. Lo dejó ahí sin profundizar más, por ejemplo hablando de tendencias estadísticas y así, pues tampoco es que fuera necesario, la verdad.
Vayamos a lo nuestro ¿Dónde dice Assimov que una persona no puede cambiar el curso de la Historia? Quizá el Mulo no es uno de sus personajes, ni Golan Trevize. Assimov no dice nunca que un hombre no pueda cambiar el curso de la Historia. Lo que dice es que las fórmulas de la psicohistoria no pueden aplicarse para prever acciones individuales. Precisamente, para corregir posibles desviaciones del Plan Seldon, que pudieran surgir por actuaciones individuales imprevistas, se crea la Segunda Fundación.
Lo que pretendieron los marxistas de los siglos XIX y XX, como buenos aprendices de brujo que fueron, era debilitar las defensas que el ser humano pudiera poner para evitar lo que ellos tenían concebido como la inevitabilidad del proceso histórico que llevaría a la humanidad inexorablemente hacia el comunismo.
El Plan Seldon trata de influir también en la humanidad, y tal vez un lector de imaginación contenida pudiera encontrar similitudes entre el Plan Seldon y el historicismo marxista, pero son las mismas que existen entre el olor a tocino y la velocidad en que me levanto del asiento para freírme unas lonchas y comérmelas con huevo frito, ahora que ya amanece. (Tú puedes comerte una manzana).
Iba a transmitir esta información telepáticamente, pero como ya veo que algunos han oído poco sobre la Segunda Fundación he utilizado este medio más primitivo.
Nota: el próximo día métete con Frank Herbert (el de Dune) y ya verás la que te espera.
El mayor divulgador de esa idea de la historia, como algo dirigido por leyes y fuerzas impersonales, ha sido Karl Marx. Paradójicamente, Marx es un magnífico ejemplo de la falsedad de esa visión. Su desmesurada influencia en el devenir de la humanidad es una refutación, en sí misma, de la concepción marxista de la historia.
Steve Jobs, por lo que he leído, estaba influido por la obra de Ayn Rand, que es algo así como la antítesis de Marx. Se convirtió en una encarnación del héroe randiano. Howard Roark, el protagonista de "El Manantial", es un arquitecto-emprendedor visionario y obstinado, con ideas innovadoras, muy seguro de sí mismo, incluso arrogante y un tanto egocéntrico. Jobs tenía una personalidad parecida.
Beltane:
Me ha entusiasmado su comentario ¿Conoció a Harry Seldom?
Asimov analizó en profundidad las discontinuidades del universo, las singularidades de los sistemas. El Mulo, una discontinuidad no prevista, era insuficiente para modificar la resultante de la psicohistoria.
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Si bien pienso que una pequeña piedra puede cambiar el curso de un río, necesita para ello el concurso de muchos elementos para hacerlo. Quizás en un momento de la historia, esa piedra, inicia una modificación relativa, no absoluta. Participa necesariamente en un cambio absoluto pero no es: ni su origen, ni su final.
Pensar que el tal Jobs ha cambiado la vida de una gran parte de nuestra sociedad pienso que es una exageración. Sobre todo cuando la mayoría de los habitantes de este planeta desconocen que significa Apple.
Es cierto, que de Torres Quevedo a Jobs pasando por Bell y Edison, ha habido cambios en una gran parte de nuestra sociedad planetaria, adjudicarle al último la autoría de ese cambio es algo temerario.
Como bien sugiere (o transmite telepáticamente como El Mulo o Giskard Reventlov) Beltane, el smartphone era un primitivo método físico de transmisión.
Steve Jobs ni siquiera era el sastre de Danee Olivaw.