Mucho se podría hablar de la desfachatez de los sindicatos al elevar nada menos que al 80% el seguimiento de la huelga en los Institutos de Educación Secundaria de la Comunidad de Madrid que la Consejería de Educación y Empleo ha cifrado en el 43%. Pero ya habrá tiempo de desinflar la cifra cuando se tenga que descontar el salario del día a los huelguistas. Mayor aún es su impostura al intentar justificar su convocatoria. Por mucho que los sindicatos vociferen contra un supuesto "recorte" y una supuesta "agresión a la educación pública", lo que el Gobierno autonómico madrileño ha llevado a cabo no es más que una tímida reordenación en la actividad del profesorado que básicamente se limita a elevar de 18 a 20 horas las horas lectivas que los profesores dedican a la semana.
Cuando cinco millones de trabajadores han perdido el empleo entre la incompetencia del gobierno socialista y la muda condescendencia sindical, el que haya profesores que decidan no ir a su puesto de trabajo como forma de protesta ante lo que no es más que un limitado ajuste en sus privilegios resulta un pésimo ejemplo para cualquier ciudadano, incluidos los alumnos. Más aun cuando este aumento de horas lectivas a la semana entra dentro de lo establecido en el reglamento derivado de la LOE, que establece la jornada lectiva de los profesores hasta 21 horas, y que no produjo rechazo sindical alguno cuando el gobierno socialista y sus aliados parlamentarios la aprobaron.
A todo lo anterior hay que sumar la ausencia de protestas similares ante recortes de verdad como los de la Junta de Andalucía, que incluyen, entre otros, un gasto no ejecutado de 347,2 millones de euros en materia educativa en el presupuesto de 2011 que, a su vez, era inferior en 219 millones al aprobado para 2010. Eso, por no hablar del recorte del salario aprobado por el Gobierno socialista que los profesores madrileños han tenido que sufrir, como todos los funcionarios de España, por culpa de un Gobierno que, al igual que los sindicatos, primero negó la existencia de la crisis y después defendió que la forma de salir de ella era que el Estado gastará mucho más de lo que ingresa.
De aquellos polvos vienen ahora estos lodos; sólo que en el caso de la Comunidad de Madrid el ajuste ha tenido que ser menor gracias a que ha contado con un Gobierno que, a diferencia del andaluz, ha mantenido durante estos años mucho más equilibrados sus presupuestos, no derrochando el dinero en cosas menos importantes que la educación. Sin embargo, la protesta sindical se dirige contra Esperanza Aguirre, dejando en evidencia que se trata de una huelga política en beneficio del PSOE, auténtico compañero de viaje de UGT y CCOO, corresponsables todos ellos de la situación ruinosa que padecemos.
Ya podrán los huelguistas llenarse la boca con proclamas como la de la "escuela pública de todos, para todos", pero lo que están defendiendo, en realidad, son ilegítimos e insostenibles intereses particulares espoleados por el interés electoral de la izquierda política.