Ha muerto Heribert Barrera. El lector no avisado debe saber que Barrera fue consejero de la Generalidad de Cataluña durante la Guerra Civil y que fue el primer presidente del Parlamento catalán tras la instauración de la democracia en la Transición. Entre una y otra ocupación media una notable carrera de científico y profesor.
Si estos datos le dejan frío al lector, oiga las palabras que se han volcado sobre su reciente cadáver. Jordi Pujol ha dicho que "merece el agradecimiento y el recuerdo entrañable del pueblo de Cataluña" pues "fue un defensor de los derechos y de la dignidad de Cataluña". Claro, esto ya es otra cosa. Es, en concreto, la dignidad de Cataluña, nada menos. El también muy honorable Artur Mas también ha destacado su coherencia y lo ha propuesto como ejemplo para la juventud. Un millón y medio de peregrinos de la JMJ, al fin y al cabo, pueden estar equivocados sobre qué ejemplo deben seguir. Reagrupament lamenta que con él se ha perdido "un patriota de alta calidad intelectual y humana".
Todo lo cual crea ciertas expectativas. ¿Quién será este héroe de la política catalana? Pues el poseedor de estas palabras: "las oleadas migratorias son un plan para descatalanizar Cataluña". A él le gustaría "una Cataluña como la de la República". Es decir, ¿una Cataluña democrática?, no, "sin inmigrantes". Pues "es más importante salvar Cataluña que la democracia", con sus incómodas y cabe pensar que anticatalanas salvaguardas de los derechos individuales. Como el de emigrar o educar en español. Pero su pensamiento, para desmentir su apellido, carece de fronteras y llega a cruzar el continente: "En América los negros tienen un coeficiente intelectual inferior a los blancos", lo cual agitado en la coctelera de su pensamiento con que "se debería esterilizar a los débiles mentales de origen genético" produce vértigo. Es normal, dada la altura de la calidad intelectual y humana de Barrera. En ese esquema de valores entra como un guante (me los pongo para colocar aquí la cita), esta declaración: "Me merece más respeto un asesino de ETA que un delincuente común, puesto que el etarra mata por convicciones nobles, no por dinero". Es la "política sin eufemismos" que ha alabado otro dirigente catalanista.
Sin duda fue "fiel a sus principios, honesto, íntegro y nada demagógico", como ha dicho el propio Pujol. ¿Qué Cataluña oficial es esta que encumbra a un racista xenófobo partidario de la eugenesia? La que encarna, cabe pensar, la dignidad de Cataluña.