El 25 de agosto se cumplieron veinte años del ahora considerado nacimiento oficial de Linux. Aunque muchos comenzáramos a oír a hablar de él mucho más tarde, el sistema operativo de software libre que tiene por mascota a un pingüino acaba de alcanzar las dos décadas de existencia. Para conocer su origen, así como el del conjunto del software libre y su posterior evolución, nada mejor que leer el artículo que le dedicó Daniel Rodríguez Herrera y que está incluido en su excelente libro sobre historia de la informática.
Para ser sincero, lo que ocurrió en la citada fecha no fue gran cosa. Nadie pudo ver nada parecido a las espectaculares presentaciones de las diferentes versiones de Windows o de cada nuevo dispositivo de Apple. Fue algo mucho más simple: un breve mensaje (ininteligible para esa gran parte de la humanidad que no tiene conocimientos de programación informática), publicado en un grupo de noticias por un modesto chico finlandés de 21 años. Linus Torvalds, que así se llamaba el jovencito destinado a ser uno de los grandes del software libre, no parecía tener en mente estar creando algo grande ni aparentaba aspirar a alcanzar la fama. Buena prueba de ello es el nombre con el que inicialmente pretendía bautizar su sistema operativo: "Freax", mezcla de freak (friki, raro), free (libre, gratis) y el nombre del sistema operativo Unix.
Y, sin embargo, lo que ocurrió hace dos décadas sí tuvo una influencia importantísima en el sector informático. Linux se convirtió en el buque insignia del software libre que no ha parado de crecer y, en determinados sectores, se ha convertido en un quebradero de cabeza para Microsoft y otras compañías que no han apostado por él. Ahí están, por ejemplo, los servidores web Apache o los navegadores Firefox o Chrome (este último de Google), cuyo uso se extiende cada vez más a costa del manejo del Internet Explorer.
Linux, junto con el proyecto GNU de Stallman, y las aportaciones de miles de informáticos y muchas empresas de todo el mundo, ha sido en buena medida un auténtico motor del desarrollo de la informática y una prueba de que no hay mejor garantía contra los monopolios que la libertad. El software libre es sociedad civil en la que participan ciudadanos, asociaciones y compañías. Y es ahí donde radica su éxito, no en la intervención de político alguno.