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La vida secreta de Sor Teresita

El 16 de abril de 1927, con apenas diecinueve años, su padre la llevó hasta el claustro. Mientras aquella niña virgen le daba la espalda a las tentaciones terrenales más allá del portón, Ratzinger nacía en Alemania ese mismo día.

Ernestog dijo el día 23 de Agosto de 2011 a las 00:52:

No soy creyente, pero si religioso, esto es, algo más que sensible; por eso me ha emocionado el artículo de Gina sobre Sor Teresita.
De entrada, quizás ya lo menos importante por tan "pasado por agua", por el agua del tiempo: que los padres encerrasen en clausura privaba de valor a la misma.
Pero el origen de un hecho no es todo el hecho, ni su prolongación en el tiempo, ni su evolución y ramificaciones.
Lo más importante: el misterio en el que resta la vida de Teresita, el tremendo hondón de una vida secreta, adentrada, intronizada en la soledad sin pareja, sin hijos, sin mundo ni excitación de ningún tipo.
La pregunta final: ¿hasta donde el dogma habrá condicionado -como el padre origen de la clausura- esa vida mística? En positivo: el dogma no ha podido empañar la aventura tremenda de Sor Teresita, seguro que su experiencia va más allá de patriarcalismo, imágenes, rosarios, horarios y disciplina de la orden. Quiero creerlo así. La sensibilidad de Gina me lo ha sugerido. Sin duda.
Ernesto.

Marodel dijo el día 22 de Agosto de 2011 a las 15:46:

No creo que a éstas alturas a Sor Teresita se le plantee ninguna duda existencial al mirar por la ventanilla del automóvil. Seguro que no vería nada más interesante que Dios, al que ella debe conocer muy bien.