Comparto la reflexión de “si tras la visita de Benedicto XVI nos volvemos sin más a casa, es que no hemos aprendido nada” pero mucho me temo que esto es lo que va a suceder, tal y como ya sucedió en pasadas JMJ. Por otra parte creo humildemente que algunas de las consideraciones del Sr. Gees son algo imprecisas:
“Que levanten un dedo quienes no hayan sentido envidia ante ellos, firmes en su fe”. La envidia es un pecado capital para un cristiano, como sabe, desde San Gregorio Magno Papa y Padre de la Iglesia, por tanto un cristiano partidario de reafirmar privadamente su fe no puede sentir envidia ante la expresión colectiva de la misma; por otra parte un agnóstico o ateo no puede sentir envidia por algo en lo que no cree ni da valor.
“En nuestras sociedades –las de la dictadura del relativismo y del hedonismo”, comulgo con esto, pero ¿cuál es la alternativa? ¿Acaso la “libertad del dogmatismo”?
“Después pasa a la violencia terrorista y las cacerías de peregrinos”, “buscaba triturar la dignidad de los jóvenes cristianos humillados en Sol”; las exageraciones del gusto y del entendimiento pueden confundir valor con precio y, por tanto, ser injustos con quienes sufren de verdad (físicamente) la violencia terrorista.
“España se ha mostrado naturalmente católica”, apelar a la ley natural es propio de la Iglesia cuando realiza pronunciamientos morales dirigidos a sus fieles pero no se puede hablar de nuestra patria como una persona, es de justicia reconocer que en España existen, además, millones de personas no católicas. “España se ha mostrado católica” sería más correcto.
“El Papa pasará, y sus enormes divisiones de jóvenes de toda raza y cultura –las más grandes de la Tierra– volverán”. No se puede considerar a todos peregrinos “divisiones del Papa” ya que, por fortuna, no son regimientos homogéneos de soldados de Dios (no somos muyahidín); por otra parte, todas las etnias y seres humanos pertenecemos a una única raza y aunque estoy de acuerdo en que hay culturas “más grandes” que otras tendría peligro excluir a los chinos.
“No avergonzarse de defender y hacer público el compromiso con la tradición de nuestros padres; el amor sincero a una cultura, la española”; efectivamente, todos deberíamos sentirnos partícipes de nuestra herencia, la cultura española es patrimonio universal (como todas las demás) lo que pasa es que la tradición de nuestros padres no es uniforme, es variada y a veces resulta oportuno cuestionarla en sus aspectos más reaccionarios para dar paso a los jóvenes y al avance de la sociedad.
Saludos.
Fenomenal articulo, gracias