Si fuera verdad que Rajoy no dice nada, como ha intentado demostrar The Economist, entonces sería verdad que no se vota a favor de un candidato sino contra otro. La gente estaría harta de Zapatero y su gente, incluido el candidato Pérez Rubalcaba, y para castigarlo votaría a Rajoy. Hasta aquí podríamos decir que todo es más o menos claro, el odio al actual Gobierno sería la base del voto al PP, pero imaginen qué sucedería si los votantes de Rajoy, esos que han entregado su voto al PP en las autonómicas y municipales, estudiasen las medidas expuestas por el propio Rajoy a la agencia Europa Press.
En esa entrevista, lejos de guardar silencio sobre qué hará cuando llegue al poder, como mantiene The Economist, Rajoy ha dicho cosas serias e importantes para saber por dónde irá el PP; en mi opinión, ha dicho algunas cosas que si las pensasen detenidamente sus votantes, tendrían más de un problema para diferenciarlo del Gobierno socialista. No entro en el anuncio de leyes generales, como la de Estabilidad Presupuestaria, Emprendedores y Transparencia, cuya aprobación en el Parlamento llevaría tanto tiempo que no servirían para atajar la actual crisis, sino que me refiero a las medidas concretas y de carácter inmediato que pudieran sacarnos del actual marasmo económico y financiero.
Dos medidas propone Rajoy que pudieran servir para diferenciarse del PSOE: bajada de impuestos a las pequeñas y las medianas empresas y, sobre todo, reforma inmediata de la actual ley de reforma laboral que, obviamente, no ha servido para que aumente el empleo. Por cierto, González Pons, en la entrevista que ayer le hacía Fernando Garea en El País volvía a incidir sobre esta medida. Menester es resaltar la coherencia del portavoz del PP, especialmente en política económica, con lo expresado por Rajoy en Europa Press. Dice González Pons, ampliando lo declarado por Rajoy, que la política económica tienen que hacerla los expertos en economía y, por eso, ellos proponen una nueva ley de reforma laboral que se enfrentará a los sindicatos.
Quizá sea esa medida la diferencia más singular entre el PP y el PSOE. No es poco para algunos, pero para mí es insuficiente, incluso diría que pacata, ante la envergadura de la actual crisis económica que ha puesto en cuestión el entero Estado del Bienestar en Europa. No niego que es posible que, a un plazo corto, la reforma del mercado laboral sirviese para algo; pero, en mi opinión, a medio y largo plazo apenas pasarían de ser un parche. Esta medida es de todo punto insuficiente. Po otro lado, Rajoy, por desgracia, parece estar de acuerdo con Zapatero en lo sustancial, pues que al igual que este Gobierno quiere reducir el déficit público sin subir los impuestos por un lado y sin tocar aspectos sensibles del Estado de Bienestar, como sanidad, educación y pensiones por otro. La cuadratura del círculo. Un imposible.
Ya sé, ya sé que Rajoy, a diferencia de Zapatero, "cree" que conseguirá este fin de la reducción del "gasto corriente y del gasto superfluo" a la par que mantendrá el "Estado de Bienestar". Yo, sin embargo, no creo que eso se pueda conseguir con una buena gestión de los actuales recursos y cerrando organismos públicos sin utilidad. Hoy por hoy, desgraciadamente, para salir de la crisis tenemos que pensar los límites del actual Estado de Bienestar. No hablo de desmontaje sino de limitaciones. Y en ese asunto, por motivos electoralistas, no entra Rajoy ni tampoco el PP. Es, no obstante, la cuestión determinante, una vez que se ha reconocido, como empiezan ya a expresar las agencias de socialización políticas cercanas al PP, que los actuales problemas económicos de España no sólo los ha creado el Gobierno socialista, sino que son también de toda Europa.