Colabora
Noelia Pizarro Villa

Artritis gotosa o gota

Se produce cuando se deposita ácido úrico en forma de cristales, dañando la articulación. Una de las articulaciones más afectadas y dolorosas es la primera articulación metatarsofalángica (dedo gordo del pie).

En ocasiones aparecen en clínica pacientes que cursan con inflamación, eritema y dolor de la primera articulación metatarsofalángica. A simple vista puede parecer que se ha producido por un golpe, por lo que es necesario realizar una buena historia clínica donde el paciente nos informe de la ausencia del sospechoso golpe y así clínicamente descartar posibles contusiones.

El paciente se suele quejar de dolor interno que aumenta al movilizar la articulación de manera voluntaria, haciéndole cojear.

La gota, también denominada artritis gotosa, es una inflamación de las articulaciones. Se produce cuando se deposita ácido úrico en forma de cristales, dañando la articulación. Una de las articulaciones más afectadas y dolorosas es la primera articulación metatarsofalángica (dedo gordo del pie).

En cuanto a su aparición existen tres tipos de gota:

Sus síntomas:

El primer dedo se inflama, se enrojece y aumenta de temperatura y el dolor es intenso. Suele aparecer el ataque de gota por la noche llegando al umbral más alto de dolor, prolongándose hasta 3 días.

Puede llegar a afectar a varias articulaciones, como las de la pierna, codo, muñeca, etc.

Cuando la gota es crónica se produce una degeneración articular, incongruencia y rigidez.

Sus causas:

- Predisposición personal: ya que hay personas con una tendencia personal a sufrir esta enfermedad. Son personas de complexión robusta.

- Mal funcionamiento del aparato excretor, sobre todo cuando se detecta una insuficiencia que no permite eliminar el ácido úrico a través de la orina.

- Obesidad

- Falta de ejercicio

- Otras enfermedades

- Alimentación inadecuada rica en purinas que se trasforman en ácido úrico y que llevan al organismo a una estado de sobresaturación (hiperuricemia).

El tratamiento:

Ante la presencia de éstos síntomas es necesario realizar un análisis de sangre, radiografías o un análisis del líquido articular, ya que nos va a determinar su presencia.

El tratamiento convencional se basa en analgésicos, antiinflamatorios, beber mucha agua y llevar una dieta sana.

Cuando dicha artritis gotosa produce una deformidad articular es necesario valorar dicha deformidad y sus posibles consecuencias biomecánicas en el pie, para ello se realiza un estudio de la marcha, teniendo en cuenta las zonas implicadas que alteran

la dinámica del individuo. En el caso de que fuera necesario se realizaría un tratamiento

ortopodológico.

La gota ha sido una de las enfermedades más comunes a lo largo de la historia y que

actualmente se trata en clínica con bastante frecuencia, por tanto se aconseja que se realicen análisis anuales y llevar una dieta sana para evitar este tipo de patologías.

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