Nos ha revelado Pedro Jota en su sábana semanal una noticia sorprendente. Aznar ha visitado a Zapatero en la residencia oficial de nuestro presidente del Gobierno. La noticia es tan inverosímil que no puede habérsela inventado, no digo el periodista, de quien no puede creerse tal cosa, sino su fuente.
Demos pues por cierto el hecho. Zapatero se ha entrevistado mano a mano con Aznar en La Moncloa. A pesar de que al riojano no le gusta ahorrar papel ni palabras, no nos cuenta de quién partió la iniciativa, quizá porque ni su fuente ni él lo sepan. Pero, aunque es inimaginable a un Zapatero pidiendo a Aznar que le visite, más imposible parece que fuera el ex presidente quien solicitara ser recibido. De forma que habrá que concluir que Zapatero ha sentido, por las razones que fueran, la necesidad de hablar con el presidente honorario del PP. La cuestión es ¿por qué? O mejor dicho, ¿para qué?
La pieza sólo cuenta que hablaron de Europa, de la Unión Europea y del modo en que España puede aprovechar su integración en ella para resolver sus problemas económicos. No niego que parte de la conversación versara sobre este asunto, pero es difícil creer que fuera éste el principal motivo de la entrevista. Es verdad que también dice que hablaron del País Vasco, pero sólo para constatar sus profundas discrepancias. No tiene sentido que Zapatero llame a Aznar para que éste le explique cuánto desaprueba la política de Zapatero en relación a la ETA, Bildu, el independentismo vasco y todo lo demás. ¿Entonces?
Lo más probable es que el encuentro estuviera motivado por la evidentemente próxima transmisión de poderes que Zapatero tendrá que hacer a Rajoy en diciembre. Claro que, para eso, con quien tendría que haberse visto es con el gallego, no con Aznar.
¿Y si todo se debiera a la existencia de un pacto de alternancia cuya existencia y garantías de cumplimiento ha de conocer necesariamente Aznar, pero que es posible que Rajoy ignore? ¿Y si Zapatero quisiera asegurarse que el PP respeta las cláusulas de ese pacto, sean las que sean? No extrañaría que éstas incluyeran una especie de borrón y cuenta nueva. Eso es lo que hizo Aznar en 1996 cuando, entre otras cosas, negó la desclasificación de los papeles del Cesid, que podía haber llevado a la cárcel a Felipe González. Si se tratara de hacer llegar a Rajoy la idea de que el pacto existe y está vigente, la persona más indicada para transmitírsela es Aznar.
Vaya usted a saber. Lo que es obvio es que hay entendidos, cuando no acuerdos, que no nos cuentan. Los hechos son que ocho años estuvo Aznar y casi otros ocho ha estado Zapatero y, si no los ha completado, es porque a su partido no le ha convenido. ¿Estará también ocho años Rajoy y luego llegará nuevamente el turno del PSOE? Bonita democracia, la nuestra.