No todo se puede comprar con dinero. Es algo que el Real Madrid debería tener en cuenta en el caso de Neymar. Aunque si se trata de ganar dinero invirtiéndolo a raudales, puede que Neymar sea más rentable como reclamo publicitario que como jugador. El Real Madrid tiene en él la oportunidad de cambiar su imagen de club prepotente por el de Papá Noel.
En Brasil ya es un icono comercial. Nike, Nextel, Panasonic, Red Bull, Baruel y una larga lista de empresas en espera de ser aceptadas como patrocinadoras ya le dejan a él y a todo lo que le rodea un río de oro. No importa ahora por qué, pero lo cierto es que Neymar, a sus 19 años, se ha convertido en la imagen más idolatrada. En un país enamorado de Pelé, donde el fútbol es la primera religión, parecen empeñados en reencarnarle en la magia de este chico. Como en los mejores guiones, puede que el azar se haya conjurado para convertirlo en el profeta del centenario del Santos y en el "O rei" deseado del mundial de fútbol que se celebrará en su país el próximo año. Esas nostalgias épicas y su precocidad le han convertido en una referencia nacional más allá del fútbol.
Y en medio, el Madrid. Con su chequera. Ya le dejó escapar una vez. Para mejor (lo tuvo en su cantera a los 13 años, quince días). En ella nunca hubiera adquirido esta aureola, incluso puede que fuera un Morata más en espera de foguearlo cedido a cualquier equipo del montón. Ya saben, siempre se aprecia más lo ajeno.
Pero a lo que vamos: el Madrid puede estar ante la mejor oportunidad de su vida para rehabilitar su imagen de club prepotente capaz de humillar a cualquier club humilde a base de talonario. De ello escapó ya el Barça de los años setenta y ochenta. Por entonces, a remolque del equipo de las seis copas de Europa, se empeñaba en comprar con dinero lo que sólo se puede conquistar a pesar de él. Rectificó, ya no farda de tener la plantilla más cara, pero puede hacerlo de tener el mejor equipo del mundo.
Puede estar, repito, ante la ocasión de su vida para realizar la campaña de marketing más barata y eficaz de su historia. Cada día que pasa, la leyenda de Neymar en Brasil se agranda y sus partidarios se multiplican. No sólo los fans de su equipo, sino de todo el país. Patrocinadores y políticos buscan en él la ausencia de Pelé para afrontar el Mundial de 2012. Necesitan retenerle. Su club, también, al menos hasta el mundialito de clubes. O sea, hasta enero. El Madrid –por lo que parece ser– ya lo tiene atado, sólo ha que ser generoso, mostrar un rasgo de humanidad con toda una nación en lugar de raptar al chico como si fuera el hombre del saco. Así lo están percibiendo.
¿Para qué quiere el Madrid a un chico de 19 años que hoy por hoy es más un problema en su completa plantilla que una solución? Lo lógico sería cerrar el fichaje, cederlo un año a un pueblo entero y traerlo convertido en el Rey Midas de los sponsors. El negocio del siglo, en dinero y en imagen. No es tan difícil. Con Kun Agüero ya iniciaron el buen camino.