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Fray Josepho

Feroz batalla estival

Por Dios, Sans-Foy, qué ataque más patético; / qué insípido, qué estólido, qué artrítico; / qué pérfido, qué vil, qué sodomítico; / qué fofo, qué deforme, qué antiestético.

Este fin de semana he estado cruzando sonetos con mi buen amigo Monsieur de Sans-Foy, que recientemente ha sido fichado por La Gaceta para hacer, cada día, un poema satírico de actualidad. Pese a los vilipendios y denuestos que nos propinamos, Sans-Foy y yo nos llevamos bien, no se asusten. Me ha dado permiso para reproducir sus sonetos junto a los míos, y espero que les guste nuestro divertimento estival. Espero también que disculpen algunos versos subidos de tono. Aquí van, por orden cronológico, los seis sonetos, seis.

1. Monsieur de Sans-Foy

¡Maldito seas, fraile putativo
que al poeta seglar quitas el puesto!
¡Maldito, sí... maldito! Te detesto
con todo mi aparato digestivo:

Aceptas de la radio el donativo,
sabiendo que yo vivo con lo puesto,
y el triste muladar en que me acuesto
con perros: uno muerto y otro, vivo.

Mis niños, con su tisis galopante,
admiran tu figura rozagante:
"Papá, ¿por qué él tan gordo y tú tan flaco?"

A no mucho tardar, cebón inmundo,
te voy a facturar al otro mundo
con un kalashnikov checoslovaco.

2. Fray Josepho

Con el kalashnikov de tu bravata
tendrás que dispararme, so zoquete,
pues no haces que me turbe ni me inquiete
si de la lid satírica se trata.

Pero, mejor, agarra la culata
y, con el traspuntín hecho sorbete,
insértate el cañón por el ojete
a ver cómo tu rijo se desata.

Y métete con otro, pasmarote,
pues otra vez harás que te derrote,
por más que estés de bardo en La Gaceta.

¡Ay, bardo borde, burdo y zurupeto,
que en modo alguno (y menos, en soneto)
vas a alcanzar mi rango de poeta!

3. Monsieur de Sans-Foy

Tu rango y ringorrango, me los paso
por sitio que me callo, (que hay señoras).
Disfruto al comprobar que te encocoras
pues taso tu fracaso en el Parnaso.

Te he dado y te he de dar otro repaso.
No busques la ocasión. Me sobran horas:
Con esta artillería que deploras
el seso, como el queso, te traspaso.

Estás ya cuesta abajo, pues colijo
que alojas mal orujo en tu botijo...
trajín que perjudica tu trabajo.

De ser tú, frailecillo del carajo,
los versos al geriátrico legara,
y el hígado... quizá a Fuagrás "La Piara".

4. Fray Josepho

Tus versos son arrítmicos y cojos,
tus rimas suenan chungas desde lejos,
tus pies son golpeteos disparejos
y tus poemas dañan a los ojos.

Tu léxico se pudre de gorgojos,
tus verbos se indigestan por lo añejos,
tus adjetivos cargan de pendejos
y son tus sustantivos más que flojos.

Tus ocurrencias son como gargajos;
tus frases, más rasposas que estropajos;
tus tropos, chocarreros y prolijos.

Tu musa tiene vómitos y pujos;
es lúgubre tu gracia, sin tapujos,
y todo tú no vales ni tres pijos.

5. Monsieur de Sans-Foy

¿Qué más diré, que con razón pudiera
grabarse en bronce y esculpirse en roca?
¿Qué más diré para callar la boca
de este sátiro envuelto en arpillera?

Igual que Clavileño, es de madera
en lo que a la razón e ingenio toca...
En cambio, fácilmente se desboca
y saca los tres pies del tiesto fuera.

Es torpe en cantidad, grosero, mucho;
en ira, docto y en soberbia, ducho.
De injurias, es el Sumo Sacerdote.

Podrásele tener por loco o cuerdo,
que en algo el Universo está de acuerdo:
A tonto, no le gana ni Pichote.

6. Fray Josepho

Por Dios, Sans-Foy, qué ataque más patético;
qué insípido, qué estólido, qué artrítico;
qué pérfido, qué vil, qué sodomítico;
qué fofo, qué deforme, qué antiestético.

Qué escuálido, qué frágil, qué esquelético;
qué fétido, qué rancio, qué mefítico;
qué estúpido, qué imbécil, qué raquítico;
qué rústico, qué ruin, qué analfabético.

Qué pésimo, qué hosco, qué antipático;
qué histérico, qué orate, qué lunático;
qué anárquico, qué insano, qué neurótico.

Qué inopia de retórica poemática;
qué ineptitud en métrica y gramática...
¡Qué plomo, qué coñazo, qué narcótico!

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