Recuerden a Bambi. Fue antes incluso que ZP. El nuevo secretario general del PSOE se presentaba como una izquierda renovada y con tintes liberales. Era la época en que bajar impuestos era de izquierdas y Zapatero prometía ampliar la libertad económica en España. Luego, en el poder, Zapatero se dedicó a centrar el debate en cuestiones polémicas que dividían el país pero que le permitían a él mantener una tensión entre izquierda y derecha que le asegurarían dos cosas. Por un lado, el dominio del debate público y, por otro, una ventaja electoral, en la confianza de que en España hay una mayoría de izquierdas.
Las facturas de ese discurso las pagaba el boom inmobiliario del que ahora abomina. Una vez hemos caído en la sima de la crisis, ha dejado de ser relevante. Ahora lo importante para la gente es el paro. Recurrió al keynesianismo para luchar contra el desempleo y ahora tiene la crisis y la deuda. Y el precipicio al que nos encaminamos y hacia el que él ha dado los últimos pasos le obligó a rectificar a toda prisa. Se ha escudado en que no es él, no es él, que son los mercados, que son "nuestros compromisos europeos", pero que él sigue siendo social. Con eso deja en bandeja el argumento de la izquierda del 15-M: los mercados dictan la política, luego nuestro sistema no es democrático.
Arruinado el país, la izquierda ha seguido el mismo camino. Como muestran las elecciones del 22 de mayo y ha reconocido el propio José Blanco, hay un trasvase del voto de la izquierda a la derecha. Y parte de esos movimientos son de largo recorrido. Alfredo quiere lograr el milagro de P (punto), que es perder por la mínima ante Rajoy en las generales. Pero no es el hombre que pueda dar un revulsivo ideológico a la izquierda.
En ese caldo es donde se cuece el 15-M y donde entra Equo, el nuevo partido de izquierdas. Y esa es la puerta de salida que se le ha abierto a esos intelectuales que no leen y que se han retratado junto con Rodríguez Zapatero todos estos años. Ahora le abandonan, como hacen las ratas con un barco a la deriva. Quieren crear la nueva izquierda, esa que se refunda cada semestre para llenarse de más y más vacío.
Es lamentable que quieran escapar, que no sigan al lado del presidente al que tanto han defendido y que tanto les ha dado a cambio. Es deleznable que lo hagan por la puerta de atrás, sin hacer autocrítica ni dar una explicación de su cambio o tomar nota de pasados errores. Son unos cobardes que desconocen rubor y tienen el cuajo de presentarse como los depositarios de toda moral. Es tan increíble que haya quien les haga caso que quizás haya llegado el momento en que ya no le importen a nadie.